lunes, 28 de julio de 2008

Premios Hugo 2008 - Novela corta (reseñas)

(He estado más de una vez a punto de desistir de este post que lleva esperando un mes en la lista de borradores.) La vez pasada no hice la tarea y esta vez apenas queda empezada. Mi idea era tener las tres categorías leídas antes de la entrega de los premios, pero justamente el trabajo en la oficina (que es donde he leído estos cuentos, después del almuerzo) se puso pesado para esta época y ya no creo que alcance, o al menos sin que me remuerda la conciencia. De todos modos, aquí va lo que se alcanzó a leer.

«Fountain of Age», Nancy Kress
A finales del siglo XXI un millonario de más de ochenta años, Max Feder, recuerda al amor de su vida, Daria, una prostituta persa que conoció en Chipre en su juventud, cuando era soldado (y pobre) y «la guerra en el Medio Oriente acababa de terminar, una de las guerras, ¿quién lleva la cuenta de todas?». Un pequeño accidente lo motiva a buscarla de nuevo y así sale del hogar en que vive retirado a un mundo (no tan) extraño donde los ricos han encerrado sus barrios en domos que los protegen del sol y se ha descubierto una especie de "fuente de la juventud" que permite detener el envejecimiento en la edad que se tiene al momento de recibir el tratamiento.
La narración construye un escenario convincente y de forma convincente, pero el pequeño problema, que no es tan pequeño, es que se tiene la sensación casi todo el tiempo de algo ya leído. Hay ecos de Gibson («Su mirada se agudiza. Sus ojos no tienen ningún color, no se pueden describir. Son ojos de dotación del gobierno. Pero ansiosos.») y de Sterling, pero sin el vigor de ninguno de los dos.

«Recovering Apollo 8», Kristine Kathryn Rusch
Otro millonario obsesivo (vale la pena hacer el ejercicio de comparar este protagonista con el de la novela de Kress) quiere recuperar el Apolo 8, una cápsula con destino a la luna que, debido a un fallo en los cálculos, nunca la alcanzó y se perdió en el espacio. Se trata de una historia alterna, pues de este lado de la ficción el Apolo 8 sí llegó a la luna y sus tripulantes aún viven; pero por alguna extraña razón se supone, dentro de la novela, que el accidente tiene algo que ver con que el programa espacial haya seguido adelante y para el 2008 la humanidad esté con un pie en Marte y planeando conocer el resto del sistema solar.
Es una historia escrita en un estilo bastante simple y aburrido, donde no hay más personaje que el protagonista (Richard, creo que sin apellido) quien convenientemente es niño genio y millonario y no necesita nada ni a nadie: todos los demás personajes parecen sólo parlamentos para justificar sus reflexiones o indignaciones. Ocasionalmente, aunque se supone que a Richard no le importa nada de eso, la autora cae en una típica cursilería patriótica, tan gringa:
Le había prometido a los Estados Unidos, y por extensión al resto del mundo, que trataría a [los astronautas] con respeto.
Planeaba honrar esa promesa.

«Stars Seen Through Stone», Lucius Shepard
Shepard es un maestro de las descripciones:
Las aguas del Polozny nunca se congelan. No importa cuánto frío haga o por cuánto tiempo, sus aguas permanecen calientes gracias a un coctel de contaminantes y, aunque el río fluye más lento en el invierno, sigue su curso, negro y gélido. Hay algo estatutario en su constancia venenosa. Más que un río parece una regulación, una glosa divina convertida en ley, gravándose sobre la superficie del mundo año tras año hasta que su largo meandro haya devorado una grieta que corra a todo lo largo y ancho de la creación, y sus ácidos y óxidos caigan en el vacío.
Esta novela vale la pena leerla por la prosa y la acumulación de detalles y personajes. Black William es un pueblo lovecraftiano con un pasado oscuro y hasta tenebroso, al que por cuestiones de azar, que puede que no lo sean tanto, llegó el protagonista con su esposa hace ya bastantes años. El narrador (Vernon) nos dice casi al principio que «...muchas cosas extrañas pasan inadvertidas para el mundo» y ésta es básicamente la historia del momento en que todos en Black William las advierten por primera vez. Desafortunadamente, al final, cuando llega el momento de explicarlas o tratar de entenderlas, la narración decae y la revelación es un anticlímax que no está a la altura de la tensión que ha ido creando gradualmente. Aún así, se las arregla para tener unos bellos párrafos finales.

«All Seated on the Ground», Connie Willis
De no ser por unos pocos momentos en la novela de Shepard, se podría pensar que Willis es la única de la lista que recuerda que existe algo llamado humor, lo cual ilumina bastante este relato, sobre todo al principio, cuando los extraterrestres (por fin) establecen contacto con la humanidad y ésta se desespera tratando de comunicarse con ellos, para lo cual crea una comisión:
Fui escogida por el director de la comisión, el doctor Morthman, (quien evidentemente no entendió que la intención de mis columnas era humorística), cosa que no importaba, pues no tenía la menor intención de escucharme, o de escuchar a nadie de la comisión, que en ese momento estaba compuesta por tres lingüistas, dos antropólogos, un cosmólogo, un meteorólogo, un botánico (en caso de que resultaran ser plantas), expertos en el comportamiento de primates, aves e insectos (en caso de que fueran uno de las anteriores), un egiptólogo (en caso de que resultara que habían construido las pirámides), un psíquico animal, un coronel de la Fuerza Aérea, un abogado militar, un experto en costumbres extranjeras, un experto en comunicaciones no verbales, un experto en armas, el doctor Morthman (quien, hasta donde pude ver, no era experto en nada) y, gracias a nuestra cercanía con Colorado Springs, el líder de la Maxiglesia del Verdadero Camino, el reverendo Thresher, quien estaba convencido de que los altairi eran heraldos del Fin de los Tiempos.
En plena inspiración los humanos llevan a los altairi al centro comercial y de un momento a otro los ven sentarse en el suelo; de allí en adelante la historia es una especie de policíaco en el que se quiere averiguar qué los hizo sentar. Tal como suena, la novela es más bien light y el mensaje del final la emparenta con las películas familiares de lunes festivo con moraleja , algo que no llega a salvarla. El humor también se diluye y, a pesar de un ritmo agradable y efectivo, queda una sensación de excesiva simpleza.

«Memorare», Gene Wolfe
Gene Wolfe me desconcierta. «Memorare» no es uno de sus mejores cuentos y aún así ha sido recibido como una obra maestra. Bueno, debería decir entonces que los lectores de Gene Wolfe me desconciertan.
March Wildspring es un documentalista que trabaja en una película sobre ciertos monumentos del espacio dedicados a los turistas que salen a conocer el sistema solar y se pierden en medio de la nada o mueren por las condiciones adversas del vacío o de los planetas. Pero algunos de los monumentos son trampas hechas por sectas fanáticas que coleccionan visitantes para que acompañen a sus muertos. La novela está dividida en dos partes: la primera dedicada a la exploración que Wildspring hace de algunos monumentos en busca de material y la segunda de lo que les pasa a él y sus compañeros cuando quedan atrapados en uno de ellos; la división es demasiado clara y el efecto es el de dos historias diferentes unidas un poco a la mala.
También hay algunos problemas con los personajes. El protagonista es el típico protagonista wolfeano: un hombre bueno en circunstancias adversas, pero es a veces tan perspicaz que los demás personajes parecen en contraste muy torpes o planos. Y al parecer el autor se siente algo confundido y encartado con los personajes femeninos: «Kit se veía tan siniestra como pueda verse una rubia agradable».

*
En términos generales no es un gran año en esta categoría (ya veremos cómo están las otras dos). Si pudiera votar lo haría por Lucius Shepard, aunque estoy casi seguro de que el premio se lo va a llevar algo más convencional y que no provoque tantas vacilaciones de tema y forma, como «Fountain of Age»; pero como dicen en otra página: Connie Willis siempre gana.

martes, 15 de julio de 2008

JOHN CALVIN BATCHELOR (1983) – El nacimiento de la república popular de la Antártida

Hace unos meses ya, salí con Felipe y Angélica a caminar por el centro de Bogotá, y en un remate de libros, Felipe encontró El nacimiento de la república popular de la Antártida de John Calvin Batchelor, y me indico que estaba en la lista de Novelas de SF de David Pringle, yo la había visto en una lista de Bruce Sterling sobre literatura que es marginal al mainstream, pero también lo es a la SF, y bueno, creo ke esa es una de las mejores maneras de describir la república...

El libro cuenta la extraña historia de Grim Fiddle, que nació en Suecia y su padre, Peregrine, es un norteamericano que escapo de US por la guerra de Vietnam y esta ilegal en Suecia, Grim se cría en medio de los amigos de Peregrine, pero las cosas en Suecia se complican, porque Peregrine es encarcelado y se transforma el símbolo de una revuelta nacionalista y xenofoba, liderada por Mord Fiddle, el abuelo de Grim. Eventualmente Grim, su abuelo y sus amigos se enfilaran en un viaje marítimo en medio de una cruel, aunque misteriosa guerra que sacude a Europa, y que los llevara hasta las islas Malvinas, luego a Georgia del sur y finalmente a la península antártica...

La novela es magnifica, es contada en primera persona por un viejo Grim que nos narra sus memorias, y nos habla de los crímenes de guerra que cometió, con lo que Batchelor consigue darle una atmósfera de condenación, y culpa de Grim. Además, la novela esta llena de reflexiones filosóficas sobre la naturaleza humana, la relación entre las naciones poderosas, las naciones pobres y las relaciones de la guerra, no solo entre las naciones, sino entre los ejércitos locales y las propias interacciones entre los lideres políticos en medio de una guerra que se a abalanzado sobre ellos.

El libro es un poco largo y la trama ocurre muy lentamente en buena parte del libro, pero esta muy bien escrito, y es fácil y entretenido de leer, además las descripciones y momentos oníricos--tiene muchos, incluyendo profesias, brujas, sueños--le dan una magia especial y ofrecen un buen break a la acción de tiempo en tiempo.

No se si puedo decir que el libro es estrictamente SF, tampoco es un techno-thriller, pues la tecnología brilla por su ausencia, es como una especie de historia futura (fue publicada en el 84, y buena parte de la trama es entre los 1990 y el 2010), donde el énfasis es más sobre la sociología de ese mundo en envuelto en una guerra que es casi un fenómeno mundial, y su carácter distopico recuerda algo la idea cyber-punk ;), quizá en estos días dirían que es post-cyberpunk xD.

Una excelente pieza, que como bien me recordó Felipe, es de esas que uno puede perderse si uno solo sigue los listados de premios (esta novela solo fue nominada al John Campbell entre los premios grandes, y ocupo un lejano 20vo lugar en la encuesta de Locus). Es una lastima que Batchelor no haya escrito más SF... (al menos que yo sepa :P).

Por cierto, a forma de nota lateral, el personaje del abuelo, un predicador luterano, con su voz atronadora, su barba, sus continuas referencias bíblicas y su enorme presencia, me recordó el discurso de Orson Welles in la pelí Moby Dick ;), no podía dejar de imaginármelo :D.

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miércoles, 9 de julio de 2008

En palabras de otros - Thomas M. Disch (2)

[Como pequeño homenaje a Thomas M. Disch, esta semana las citas no son tales, en el sentido más estricto, sino más bien invitaciones para leer su obra, o al menos la parte que se pueda conseguir en internet. Ya había incluido el link para uno de sus cuentos en el post anterior y no había puesto los otros porque pensaba que SCI FICTION los había quitado todos, pero resulta que todavía están rondando por ahí. Además de los que se encuentran en otras páginas menos oficiales. Todos muy recomendados.]

«Descending»
«Casablanca»
«Minnesota Gothic»
«Fun With Your New Head»
«After Postville»
«The Discovery of the Nullitron» (con John Sladek)

[Un par de entrevistas:]

«Disching It Out: An Interview with Thomas M. Disch»
«Interview: Thomas M. Disch»

[También se puede leer una de sus últimas novelas cortas: The Voyage of the Proteus: An Eyewitness Account of the End of the World. Justamente la he estado leyendo en estos días y es una delicia. A manera de ejemplo de lo que se puede esperar, va el "Proemio":]

No era una mujer especialmente atractiva. La verdad, uno esperaría más de alguien que ha sido una princesa, incluso de una princesa troyana que ha visto a su familia asesinada, a su ciudad arder hasta los cimientos y luego ha sido violada repetidamente por soldados enemigos y se encuentra en el séptimo mes de embarazo. Sencillamente, no era ella misma. No era tampoco su carácter. A veces podía tornarse absolutamente majestuosa. Era su actitud. Era como la Ofelia de Shakespeare: en un momento la hija virginal de Hécuba, en el siguiente una perra elevada con LSD, con el cabello desgreñado, bailando como Isadora Duncan y hablando en lenguas. Sólo que una de las lenguas en que hablaba era la mía, inglés. La otras concubinas troyanas no tenían la más remota idea de qué decía Casandra. Aún si hubieran recibido una pequeña lección de inglés como segunda lengua, ¿qué habrían podido hacer con algo como "calentamiento global" o "Armagedón nuclear"?

Por otra parte, respondieron a la samba bastante bien, una vez Casandra les enseñó los movimientos básicos, con la ayuda de Baco. Al parecer, el viaje de vuelta a Grecia iba a ser un crucero de Carnaval y con el tiempo la tripulación se acostumbró a los arranques proféticos de Casandra, al ulular y los escupitajos que los acompañaban. Se veía destrozada, claro, pero había que ver cómo había quedado Troya: eso sí era estar destrozada.
[O más adelante:]

Agamenón.

Sería preferible no pensar en él. Este hombre es el problema del mal en persona. Un rey perverso, además de estúpido, venal, fariseo, y a quien su propio pueblo odiaba profundamente, aunque ese mismo pueblo estuviera dispuesto a cometer atrocidades en su nombre si podía sacar algún provecho de ello. Era el George Bush del año 1100 a. C.

[Como se habrán dado cuenta, la novelita es toda una sátira. Está compuesta por pequeñas viñetas en las que el narrador, Tom, habla con Casandra (de todo, prácticamente: sexo, homosexualidad, poder, política, esclavitud, costumbres, electricidad, Lindsay Lohan, etc.), y la realidad se altera a medida que la narración avanza y así lo necesita (la inexplicable aparición del narrador en el barco, el súbito cambio de griego a inglés cuando hablan los marinos, por ejemplo), como para recordarnos que la sátira como género es una justificación en sí misma y por eso no requiere de mayores explicaciones en términos de verosimilitud.]

domingo, 6 de julio de 2008

Thomas M. Disch, 1940-2008

El pasado 4 de julio murió Thomas M. Disch en su apartamento de Nueva York. (Era) es uno de mis escritores favoritos. Acababa de publicar una novela, The Word of God, y más adelante en este año iba a publicar una colección de cuentos, The Wall of America.
También era poeta; firmaba con el nombre Tom Disch.

Disch fue uno de los escritores estadounidenses que participaron en la Nueva Ola británica, como Norman Spinrad o John Sladek. Durante los sesentas recorrió varios países (por Latinoamérica, África y Europa), para terminar en Inglaterra y publicar algunos de sus textos en la New Worlds que editaba Michael Moorcock.
Su primera novela fue Los genocidas (1965), una gran novela de catástrofe. Sus otros libros de importancia son Camp Concentration (1969, que provocó un ataque ya famoso por parte de Philip K. Dick), 334 (1972), On Wings of Song (1979), The Businessman (1984) y, más recientemente, The Dreams Our Stuff is Made Of (1998, una crítica sobre la evolución del género de CF y por el que ganó un Hugo). También escribió un montón de buenos cuentos, entre los que se incluyen «Descending» (1964), «Casablanca» (1967), «The Asian Shore» (1970), «The Man Who Had No Idea» (1978) y «Understanding Human Behavior» (1982) (los dos últimos son de mis favoritos, en todo el género).

lunes, 30 de junio de 2008

Meteoro (2008) - Dir. Los hermanos Wachowski

Como un contraste a lo que pasó con ciertas películas (la verdad, cierta película) (ahora sí, lo prometo, no jodo más con el tema), no vi Meteoro con mucha expectativa y posiblemente por eso la disfruté. Un poco. Además, nunca fui fan de la serie, entre otras cosas porque nunca la ví (me enteré de que existía hace unos quince años, en una de esas primeras conversaciones que predecían el advenimiento de los otakus y de los hipernostálgicos ochenteros, en las que uno se sienta a comparar recuerdos de los dibujos animados de la infancia; varias veces me preguntaron si yo había visto Meteoro, pero no tenía ninguna imagen en la memoria), así que no podía salir herido o indignado. También por eso mismo en esta reseña no puede haber comparaciones, entonces la voy a escribir desde mi ingenuidad. Perdonarán los que sí.

Estaba preparado para ver una de esas historias monomaníacas tan japonesas, tan anime, por el estilo de Supercampeones, Caballeros del zodiaco o Pokemon, donde el protagonista no puede imaginar nada más allá del tema que lo obsesiona y el resto del mundo existe sólo en función de satisfacer sus ambiciones. Imagino que es un tema que resulta enfatizado por la estructura de serie, en la que se repiten discursos y detalles menores en cada capítulo. Afortunadamente en dos horas y algo la cosa resulta más convincente, y no es tan difícil creer que más que monomanía se trata de una tradición familiar, algo que incluso les sirve a los personajes para reforzar sus lazos. El inconveniente es que eso mismo les sirve a los directores, los hermanos Wachowski, para insistir en el formato inventado para Matrix Reloaded: una alternancia de escenas de acción con discursos pseudofilosóficos e iluminadores, que sólo logra que el efecto de unos y otras se entorpezca. Sin embargo en esta ocasión la cosa funciona mejor (no es muy difícil que algo funcione mejor que en Reloaded), lo que puede sembrar esperanzas para el futuro distante.

La historia es sencillísima, al punto de que podría prescindir de resumen. Suponerla con un mínimo de paranoia y aburrimiento es suficiente. En un mundo dominado desde las sombras por oftalmólogos increíblemente ricos y corruptos, quienes lo han diseñado todo (en particular las carreras de carros (y sus cochinas pistas)) para asegurarse de que las operaciones de retina, la verdadera fuente de su fortuna, sigan siendo necesarias, y quienes son lo suficientemente poderosos como para lograr que los guionistas no los mencionen, un niño/muchacho más bien humilde, Meteoro, tiene un sueño de triunfar en las carreras. Y lo logra. Etc. Aunque en este caso el etc es lo que va entre el sueño y el triunfo.

Hay una historia suficiente, exceso de colores, exceso de personajes (por mí que me quiten al hermanito-personaje-chistorete, Chispita, Chupelupe, no me acuerdo), algunos momentos emocionantes y otros sencillamente inverosímiles sin un joystick en las manos. Entre otras cosas vemos por fin las persecusiones y los carros que hacen artes marciales que esperábamos, aunque no prometieron, en Reloaded. La película es una mezcla de un pin-ball y 300: tiene la complejidad narrativa del primero y la profundidad de la segunda (dan ganas de ver a los personajes estrellarse contra el paisaje del fondo). Pero lo que puede ser su mayor virtud es también uno de sus mayores defectos: si quitáramos todo ese exceso de brillo no quedaría absolutamente nada. Es decir, los Wachowski abusan tanto de sus propias ideas, están tan cegados por ellas (desprendimiento de retina, seguramente), que ellos mismos se encargan de gastarlas, sin esperar a que algún otro director, tal vez más hábil, las recicle y les de un nuevo sentido. Su envidia los fuerza a descartar a lo largo de la película todo lo que han propuesto al principio, visualmente hablando: para el momento de los créditos, apenas un par de horas más tarde, lo que hemos visto ya es obsoleto.

Tal vez, después de ver algunas alusiones repetidas en esta reseña, se puede pensar que, en el fondo, Meteoro es un remake de la segunda película de la trilogía de Matrix. Después de todo, Meteoro también es el elegido. Y ya que estamos en esas, pensemos que, visto que les quedó mejor, es la verdadera segunda parte de la trilogía y todavía hay que esperar unos cinco años para ver la última. Eso le añadiría algo de interés y de variedad a la serie.

Calificación: Dos timones y medio

miércoles, 25 de junio de 2008

In Memoriam Matilde Horne

Apenas hoy me enteré de que el pasado 10 de junio murió la señora Matilde Horne, a los 94 años.

Matilde Horne era argentina de nacimiento y traductora de profesión. Trabajó para la ahora legendaria editorial Minotauro, que introdujo muy buena parte de los grandes clásicos de fantasía y CF en la lengua española. (Y como era lengua española argentina era mucho mejor y más agradable que la española de España.) A principios del año pasado fue noticia cuando los medios se enteraron de que vivía con una pensión de nada en un hogar de Ibiza, porque la editorial Planeta, que había comprado a Minotauro, no le había reconocido los derechos sobre sus traducciones. Más tarde, gracias a la intervención de la Asociación de Traductores ACETT, la cosa se "regularizó" y Planeta estuvo dispuesta a negociar.

El trabajo de la señora Horne con Minotauro puede considerarse una antología de los géneros fantástico y de CF, casi como lo fue todo el material editado por ellos hasta antes de su adquisición por Planeta. Ella fue la responsable de traducir a Tolkien (los dos últimos volúmenes de El Señor de los Anillos), Ursula Le Guin (la primera trilogía de Terramar, Los desposeídos, El nombre del mundo es bosque), John Crowley (Pequeño, grande, El verano del pequeño San John, Antigüedades, Magna obra de tiempo, Aegypto, Amor y sueño), Samuel Delany (Nova), Stanislaw Lem (Solaris) y algunos títulos de Angela Carter y Christopher Priest. Son la clase de libros que da tanto gusto leerlos en el original como en su versión al español.

Aquí pueden leer una entrevista que le hicieron el año pasado con motivo de su situación.

[Vía BEM Online]

Margaret Atwood gana el Principe de Asturias

La escritora canadiense Margaret Atwood recibió el premio príncipe de Asturias de literatura. Atwood es recordada por los lectores de CF por su novela Cuento de una criada, que gano el Arthur Clarke, y fue nominada al Nebula. Es una de esas novelas que no he leído, pero que esta en mi cada día más larga lista de espera xP.

Eso si, no esta de más recordar que, en concordancia con su hoja de vida académica y su aprecio de la critica, ella insiste una y otra vez que el cuento de una criada no es CF :P.

Aquí esta el reporte de prensa.


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