martes, 22 de febrero de 2011

En palabras de otros - James Tiptree, Jr. (2)

...Flota, visiblemente saturado, azul y verde en medio de la negrura. Él lo mira con atención: aumenta de tamaño mientras late con un ritmo aterrador y apagado, y expulsa lentamente una masa fantasmal de gran tamaño que se extiende, se solidifica... es un planeta testículo que empuja un pene monstruoso en dirección a las estrellas. El pulso de su sangre resuena a través de las sollozantes inmensidades; frío, frío. El falo tiene parsecs de longitud y vibra, busca a ciegas llevado por una presión intolerable en su interior; su punta es un enorme glande nebuloso iluminado por un destello: la Centauro. Crece, se extiende penosamente, en busca de alivio... las estrellas tañen en un crescendo insoportable...
—James Tiptree, Jr., "A Momentary Taste of Being"

sábado, 19 de febrero de 2011

CATHERINE ASARO (2001) Rosa cuántica

Como mucha gente, confieso que muchas veces el título de alguna novela me impacta mucho y me pone a buscar el libro para leerlo. Eso me paso con Rosa cuántica de Catherine Asaro (bio/biblio), cuyo titulo vi en una lista de los premios Nebula, y de inmediato me llamo la atención (además, si mal no recuerdo, en ese momento, 2001 o 2002 era el último Nebula xD).

Kamoj vive en algún alejado planeta de tradición que parece medieval, aunque por sus nombres y tradiciones, en alguna parte de su historia debieron haber sido ingenieros. Ella es gobernadora de una pequeña provincia y su prometido, Ponteferro, es el gobernador de una poderosa provincia vecina. Pero la relación se distorsiona ante la llegada de un misterioso extranjero, Leostelar, que la toma por esposa, y ello desencadena un alud de acontecimientos que involucra a el viejo imperio galáctico de Eskolia.

La novela no es mala, pero se me hizo un poco vacía, como sin mucho que contar. La situación política que rodea tanto a Kamoj como a Leostelar es bastante retorcida, y a veces, se me hace muy confusa. Así como la unión de la historia del pequeño planeta, el gran imperio, y el problema domestico, es un poco forzada, simplemente, no conectan entre sí. Lo que hace que la historia se como un barco a la deriva que va de aquí para allá y que uno siempre sienta como si estuviera leyendo varios libros distintos.

No se, me imagino esa descripción le gustaría a Asaro, que me sorprendió con un anexo donde explica la novela como un sistema de partículas cuánticas (!!). Para mi, el principal problema de esas novelas “analogía/metáfora” es que la vida real, poco se parece a esas maquinaciones, y el tratar de encasillarla, pues se ve una historia muy deforme, muy antinatural...

Nota lateral: un ejercicio similar, mucho mejor logrado, dado que hay muchas más posibilidades es Las casillas de la ciudad de John Brunner, basada en una partida de ajedrez. Eso si, cuando la métafora sale a la luz, los detalles y circunstancias parecen no cuadrar.

No puedo decir que me desilusione, más bien, que me pareció que es una novela como muy simple y plana como para ganar un Nebula en estos días.


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miércoles, 16 de febrero de 2011

IAIN M. BANKS (1987) Pensad en Flebas

Según algunas personas Pensad en Flebas de Iain M. Banks (bio/biblio) inicio lo que ahora es conocido como “la nueva opera espacial”, que, en palabras de otros (Paul McAuley) el equivalente británico del cyberpunk de US en los 80s. No estoy muy seguro acerca de cualquiera de las dos afirmaciones, pero no importa, porque ciertas o no Pensad en Flebas es una muy buena novela.

Horza un cambiante (un humano que puede cambiar de aspecto físico) es contratado por la raza de los iridianos, unos extraterrestres guerreros y religiosos que se hayan en guerra con la Cultura, una sociedad de humana muy desarrollada, basada en la existencia de poderosas inteligencias artificiales, las mentes. La misión de Horza de hecho es ir por una mente que ha quedado abandonada en un planeta de los muertos. Mientras prepara la misión, la nave de Horza es destruida por la cultura, y Horza debe ingeniárselas para llevar a cabo la misión.

La novela es muy buena, en especial tiene muchas aventuras y detalles técnicos. Ciertamente, Iain exagera un poco con la parte de aventuras, muchas de ellas no le dan ningún aporte a la historia, y su desarrollo es inverosímil, pero en realidad eso no es algo de Iain, y se puede decir, que es parte de lo que constituye, o al menos es aceptable dentro de una opera espacial.

Para ser una novela prácticamente de aventuras, esta muy bien escrita, y el desarrollo de la mayor parte de los personajes es muy bueno, además que Iain logra dar un gran desarrollo a muchos conflictos. Por otro lado, también esta el background del mundo, la guerra es algo más bien lateral a la acción, así como los bandos de la misma, pero se consigue crear ese ambiente y dándonos detalles aquí y allá es posible armar buena parte del universo subyacente.

Es por eso que el apéndice final del libro, con los detalles de la guerra, y lo que le pasa después a los personajes, pues se me hace un agregado completamente inoficioso, y pues totalmente carente de alguna gracia, afortunadamente es tan chimbo que uno rápidamente se olvida de su presencia en la novela, y lo que diga ahí pues ni va, ni viene.

Por cierto! A pesar de que la mayoría de las aventuras, se consiguen salvar de una manera extremadamente poco creíble, y pareciera que los personajes siempre buscaran la solución que generara más problemas, el resultado es muchas veces el esperable si dichas aventuras en realidad resultaran!

Ahora bien, aprovechemos para hablar un poco de la “nueva opera espacial” y las palabras de McAuley, pues digamos estoy de acuerdo en el sentido en que esta “nueva opera espacial” es más post-moderna, ya no son sociedades homogeneas en la galaxia, sino estructuras más anarquicas. Así mismo, hay también pues una ayuda de tener “el futuro” más a la mano. Sin embargo, creo, luego de leer algunos de los autores de esa “nueva” opera espacial, y compararla con la opera espacial de US en esa misma época (Cherryh, Simmons, Sterling, Varley... como me hizo dar cuenta Felipe, en los 80s todos los ganadores de los Hugo en novela, menos uno, son operas espaciales), ambas son muy similares, y además, también muy similares a la “vieja” opera espacial.

Si tengo que decir si hay una diferencia entre la opera espacial británica y la opera espacial estadounidense (sean viejas o nuevas), o quizá más bien, entre la CF británica y la de US, es que una se ancla en los trabajos de tipos como Clarke, Aldiss o Ballard, mientras la otra es descendiente de Asimov y Heinlein.


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martes, 15 de febrero de 2011

LA PERSISTENCIA DE LA VISIÓN (1978) - John Varley

[NOTA: esta es la segunda de las cuatro reseñas perdidas.]

La gana de space opera sofisticado (inercia de venir de leer a Zelazny) y las dos afirmaciones de Delany que rondaban la memoria (que todo lo que hay por saber sobre implantes hay que leerlo en el Waldo de Heinlein y en Varley, y que para entender el cyberpunk es indispensable leer a Varley, a pesar de ser su completo opuesto) me trajeron hasta aquí. Observación general: la edición de Orbis excluye tres cuentos del original en inglés (“Verano retrógrado”, “Incursión aérea” y “El paso del agujero negro”), ve tú a saber las razones.

La primera afirmación de Delany se detiene en suspensivos, por lo menos mientras llega la lectura del Waldo, o de momento sólo digamos que no es tan omnipresente como se esperaba. De todos modos, sólo es una colección, y además incompleta. Sobre la segunda, tal vez quedan más dudas que conclusiones, demostración de que mi definición de cyberpunk y la de Delany difieren.

En realidad, terminé viendo más parecidos que diferencias en ese aspecto y al final fue inevitable relacionar los relatos de Varley sobre los Ocho Mundos con el ciclo Shaper/Mechanist de Sterling, haciendo la aclaración de que la obra de éste es la versión especializada en política y economía del universo de Varley. Por ejemplo, la escena en “El fantasma de Kansas” donde la protagonista explica los recovecos legales de la sucesión entre clones tiene su eco sofisticado en el cuento “Twenty Evocations” de Sterling. Por otro lado, el bajo mundo (sobre todo en “En el cuenco”, con sus ciudades venusinas) se prolongará en las obras de Gibson como un espacio de irrealidades y quebrantamiento de los límites. Cae vencido Varley con respecto a su prosa, poco ambiciosa (¿acaso será la traducción?), y esa es una brecha gigantesca en relación con el cyberpunk; pero el sense of wonder y la complejidad de mundo son deliciosos.

Uno de los mayores placeres de leer los cuatro cuentos de los Ocho Mundos incluidos en esta edición era intentar reconstruir el fondo de todo el tramado, armar una panorámica a partir de detalles secundarios en cada relato. También el encuentro de una de las concepciones de corporeidad más extrañas que haya leído, antecesora de muchas otras posthumanidades (aunque creo que todavía ninguna a ese nivel) y emparentada con la que se encuentra en “El día un millón” de Frederik Pohl: según ella el cuerpo es un punto de confluencia de formas y es múltiple, porque puede alterarse, cambiarse, rejuvenecer o resucitar, clonarse, perder los ojos, los tímpanos y las piernas y remplazarlos con facilidad. Tal vez era a esto a lo que se refería Delany.

En “En el cuenco” la descripción de la atmósfera venusina y las adaptaciones humanas a ella, además de las ciudades disfrazadas con holos, salpicadas aquí y allá por el planeta, y la relación del protagonista con Ascua, la niña, son más interesantes que el argumento aparente, lo cual no es necesariamente una mala cosa. Al final no importa mucho si las piedras que el protagonista busca están vivas o no. Hay un eco de “Collector’s Fever” de Zelazny.

Con “Cantad, bailad”, casi se puede decir que ídem. Es inevitable querer saber más de los simbiontes y la vida en los Anillos (de Saturno), y de la máquina de hacer música de Timbales que del desabrido Jano y sus agentes.

“Perdido en el banco de memoria” y “El fantasma de Kansas”, los dos ambientados en Luna, integran mucho mejor la acción y el espacio. Del primero, aunque haya mucho para celebrar, subrayo el recurso de la visita estudiantil para exponer la información sobre la operación a la que será sometido el protagonista. Del segundo, la relación climática (en más de un sentido) entre la protagonista y uno de sus parientes clones es simplemente antológica.

Los otros dos cuentos (es decir, los que no pertenecen a los Ocho Mundos) tienen también mucho a favor. Como en el caso de Una rosa para el Eclesiastés de Zelazny, el cuento premiado, “La persistencia de la visión” fue el que menos me gustó, y aun así es una muy buena pieza, con algo de Le Guin en su paisaje y en su utopía aparente. Pero tal vez lo más interesante es que se trata de una utopía distópica, en el sentido de que es una isla pequeña e imposible en medio de un mundo que se viene abajo; el contraste es violentísimo y la ocultación de los detalles que componen el mundo exterior (en oposición a la proliferación de detalles sobre Keller, la comunidad de sordomudociegos) está muy bien manejada. Además, como la mejor CF, tiene muchas cosas interesantes que decir sobre el lenguaje y lo que hacemos con él creyendo que lo dominamos. Creo que lo que no lo favorece es estar, al igual que Keller, rodeado por un mundo hostil, aunque no directamente agresivo; en este caso, los otros cinco cuentos.

“En el salón de los reyes marcianos” es un cuento con dos elementos: una colonización forzosa de Marte y una investigación xenológica. Respecto a lo primero, hay que decir que se presiente ya el manejo de personalidades memorables en espacios cerrados que Kim Stanley Robinson llevará al tope con su serie: las relaciones entre sexos, entre especialidades, por el liderazgo, con el paisaje, todo está allí en estado germinal. Extraña mucho que Varley no figure más en las listas de grandes influencias de los escritores de la década siguiente, fueran cyberpunks o humanistas.


P.D. Los cuentos restantes pueden encontrarse, junto con el prólogo perdido de Algis Budrys, en el libro En el salón de los reyes marcianos de la colección Súper Ficción de Martínez Roca. No sobra recordar que las ediciones de Orbis eran reimpresiones de títulos anteriormente publicados por otras editoriales y La persistencia era, originalmente, parte de la misma colección Súper Ficción. Lo que no sabría decir es si la edición de Orbis corresponde exactamente con la de Martínez Roca; de ser así, hay una repetición de cuentos entre La persistencia y En el salón que no tendría justificación, sobre todo si se tiene en cuenta que los tres cuentos que faltan en la primera son tal vez los más cortos y podrían haber estado, junto con los demás, en un mismo volumen. La omisión hace que el lector se pierda una pequeña joya como “Verano retrógrado” que, en pocas palabras, es el punto donde se encuentran la space opera y las soap operas, es decir, los novelones.

viernes, 11 de febrero de 2011

C. J. CHERRYH (1988) Cyteen

Desde hacía un buen tiempo tenía a Cyteen de C.J. Cherryh (bio/biblio) en mi lista de leer pronto. No solo porque en su año, la novela se llevo varios premios, sino que además, siempre aparece en las listas de las Space Opera, o en las de los más importante de los 80s, y nunca había leído nada de C.J.

Una reconocida científica y política de Cyteen, una colonia independiente de Tierra, Ari Emori muere, lo que produce una profunda perturbación política. Sus aliados arrancan en secreto un plan para realizar un clon de ella, aun cuando la tecnología de la clonación no parece ser muy exitosa. Para mantener a distancia a Robert Jordan, un rival político de Ari, su “hijo” es tomado prácticamente como rehén... En realidad, la historía es muy compleja, y hay muchas más cosas de las que se pueden decir aquí.

La novela, es un popurrí de toda clase de ideas de la CF. Clones, aliens, bases espaciales, genética y física muy avanzada, modelos sociales, y todas las cosas que puedan caer en el intermedio. Además de una historía política muy compleja, y llena de detalles aquí y allá. Aún, así, creo, Carolyn (C.J.) logra crear una buena historia, muy entretenida y emotiva, sin que uno sienta que es artificiosa. Y pues el universo creado es bien coherente y con muchisimas lineas para desarrollar.

Aún así, la novela es demasiado larga. Especialmente hacia el final de la historia, cuando el clon de Ari se dedica a leer las memorias de la Ari original, son re-tediosas, y me parece que en muchos aspectos innecesarios, pues los puntos realmente importantes se habían desarrollado en la misma historia, porque tratar una formula nueva? El diario es una mala salida, y pues consume un montón de páginas.

Más allá de las muchas cosas que se sueltan en la historia (como los “azi”) y alguna que otra cosa incoherente (a veces pareciera que los azi son un producto de como se desarrollarón , y otras veces, que la diferencia es genética...), la tensión política que gira alrededor de la historia, es atrapante, y las relaciones entre los personajes y sus reacciones sociales y psicológicas son muy buenas. La interacción social queda plasmada de una forma brutal, donde los pequeños detalles, los gestos son los que llevan la dirección de los encuentros, más que las cosas que pasan o se dicen (que pues como en toda reunión, se trata de ser lo menos explicito posible).

Me gusto bastante, y es otro gran punto en la CF de los 80s :). De los nominados al Hugo del 89, la otra que leí fue Monalisa acelerada de William Gibson, y aunque soy muy fan de William, hubiera votado por la novela de Carolyn. Eso sí, nunca he leído Islas de la red de Bruce Sterling, que es una de esas novelas que me encantaría leer, pero que nunca he podido conseguir.

Creo que solo El sol nuevo de Gene Wolfe e Hyperion/Caída de Hyperion de Dan Simmons le ganan (de las que yo he leído) en cuanto a la complejidad de la historia y desarrollo. Según, me entere hace poco, casi 20 años después de la novela original, ahora se va a publicar la secuela directa de la novela. A mi esas secuelas tan tardías me producen algo de desconfianza, más sobretodo si uno siente que el cierre de la novela es más que adecuado. Como sea, Cyteen por si sola es una excelente novela.

Update
La secuela salió en el 2009 (!!!) y se llama Regenesis.


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martes, 8 de febrero de 2011

Tres respuestas al cyberpunk 3: Aire (2004) de Geoff Ryman

Finalmente me senté a escribir la tercera entrega de las respuestas al cyberpunk. Esta vez con una maravillosa novela, que para mi es no solo la mejor de las tres reseñadas aquí, sino que es una de las mejores novelas de CF que he leído, se trata de Aire de Geoff Ryman (bio/biblio), novela con la que fue nominado al Nebula, y que se llevo el British SF, y el James Triptree.

No más al comenzar descubrimos que estamos ante una novela diferente: la primera pagina de la novela tiene un mapa, el mapa de un villorrio de no más de una docena de casas. En ese pueblito vive Mae, una consultora de belleza, en alguna apartada región de Asia central donde conviven chinos, musulmanes y eloí. Pronto el pueblo se unira a Aire, una forma más poderosa de internet que ha revolucionado el mundo entero.

Dado el setting y los personajes de esta novela, es una cosa única en la CF, en vez de avezados ingenieros, o tecnócratas/negociantes muy bien educados, o aventureros sin par, Geoff nos trae un poco de campesinos ignorantes, muchos de ellos no saben leer, y como tienen que labrar el campo todo el día, apenas si queda espacio para la aventura. Sin embargo, estamos ante CF de la mejor calidad, Geoff muestra una muy vivida situación de una sociedad que de pronto se enfrenta a un cambió tecnológico, con mucha gente que prefiere huir al cambió, y se niega a aceptarlo, a pesar de que no hay vuelta atrás.

Además de eso, todo en esta novela esta muy bien construido, la narrativa, y los personajes se integran de forma completa a la historia. Geoff nos muestra una vez más que la CF no es los personajes vs. la historia vs. el setting. En realidad, el mejor producto no es el que elabora uno de esos elementos, sino el que elabora los tres. Y por eso Aire es especial y sencillamente fantástica.

Ahora bien, esta es una respuesta muy particular al cyberpunk (o quizá mejor, una respuesta a toda la CF). Como había mencionado antes el post-cyberpunk trata de darle un respiro a la clase media generando un futuro más “amigable” de cierta manera, ignoran el reto de William Gibson cuando dijo que Neuromante no era una distopia. Geoff va a ese punto de manera directa, como se vería nuestro mundo en ese futuro ultra tecnológico si fuéramos campesinos? Después de todo, la población que describe Geoff es mucho, pero mucho mayor que la del mundo urbano del cyberpunk. Además, de manera similar a Ian MacDonald (ambos son británicos que han viajado mucho), se fija más en el tercer mundo.

Así, en este mundo de Ryman no tenemos super corporaciones, sino nuevamente gobiernos nacionales (aunque no necesariamente con mucho control), y el escenario ya no es la ciudad, sino una villa de campo. Geoff menciona aquí y allí algunos detalles de las modas y la vida “de la gran ciudad” pero eso es casi como un chisme. De cierta manera lo que le pasa “al mundo”, apenas si afecta al pequeño pueblo de Mae o por el contrario puede tener un efecto catastrófico.

Además, Geoff mueve las cosas a algo más tangible, al punto concreto que es para mi el más importante, y más “realista” en el cyberpunk (y que pues de una manera u otra, es dejado un poco de lado en las otros dos libros que examiné, más no así en los trabajos de Gibson) es el poder de las comunicaciones, y como el negocio alrededor de la conectividad, es el verdadero canal de “futuro.”

Una hermosa novela, y además una muy diferente.


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martes, 1 de febrero de 2011

Tres respuestas al cyberpunk 2: Al final del arco iris (2006) de Vernon Vinge

La segunda respuesta al cyberpunk que voy a mirar viene de una novela de Vernor Vinge(bio/biblio), “Al final del arco iris” que el 2007 gano el premio Hugo a mejor novela, y que también es, en mi opinión, una de las mejores novelas de la década.

Un agente de inteligencia descubre que misteriosamente un día mucha gente que vio un partido en tv, fue a comprar una marca de un lácteo particular, lo que genera una enorme investigación coordinada de los mayores equipos de inteligencia de la tierra, para descubrir que sucede. Entre tanto Robert Gu es revivido, varios años después de que le congelaron ahora que se a encontrado la cura a su alzhaimer. Robert, un eminente poeta (y muy mala persona) encuentra que su nueva vida ya no tiene el talento de antes.

La novela es muy, muy entretenida, tiene continuos cambios de situación, y aunque la trama se desenvuelve muy lentamente, Vernor nos mantiene siempre pendientes con sus personajes, y sobre todo, con el detallado mundo que a creado alrededor. Un mundo donde la “realidad aumentada” esta en su máxima expresión, y todo el mundo utiliza lentes de contacto y “trajes” que te permiten interactuar con el mundo de internet y el mundo real. Más allá del paradigma gibsoniano, la red de Vernor forma un todo y único con el mundo real, y es por eso que es tan poderosa.

Sin embargo, pues Vernor no puede escapar de ser estadounidense. La historia, a pesar de estar ambientada en un mundo globalizado, es muy provinciana y limitada a los lugares comunes dentro US, incluyendo a los típicos soldados de un ejercito donde el bienestar de la nación esta por encima de todo y es parangón de la eficiencia. Otro detalle gringo, todo son genes: el gen de comer tostadas, el gen que hace que me guste el color rojo o el azul, etc. Es curioso, porque el libro a la vez podría verse como un comentario acerca de que somos nosotros quienes nos construimos a nosotros mismos, pero a la vez la trama gira en torno a que somos totalmente manipulables mediante los genes.

Pero aún a pesar de esos detalles, esta tan bien hecha, que no dejan de ser detalles secundarios. Gran novela, y justa ganadora del premio Hugo.

Una cosa que me llamo la atención, es que al igual que en la vieja ciencia ficción, hay un amor por las soluciones absurdas. Parte de la trama gira en torno a la digitalización de los libros (es sin duda una respuesta directa a google books), pero la digitalización se hace destruyendo los libros y luego volviéndolos mediante algoritmos... No se, la sola idea me parece tan impráctica e implausible como los andenes rodantes de Robert Heinlein.

Ahora bien, cual es la respuesta de Vernor al cyberpunk? Alguna vez leí que cuando a William Gibson le preguntaron de la distopia de Neuromante, el dijo que Neruomante no era una distopía, a menos que uno fuera de la clase media norteamericana... Es a esa parte de la población (que es además el mercado de la CF en US) para quienes el cyberpunk era aterrador, y eso genero su respuesta más famosa: el post-cyberpunk, el resultado reaccionario de la clase media. Así, en el post-cyberpunk (como es el caso de Al final...) todo el ambiente tecnológico esta allí, pero en vez de una sociedad derrumbada, es este apoyo tecnológico lo que ha producido una nueva generación más feliz, más prospera, más cerca del “sueño americano.”

La pobreza, en cualquier expresión brilla por su ausencia en Al final..., el mundo es utópico e idílico. Es verdad, no todos tienen mucho dinero, pero todos hacen su trabajo, y viven más o menos bien, hay posibilidades para todos. Aquí, los intereses económicos de las grandes corporaciones brilla por su ausencia, el verdadero problema son las instituciones gubernamentales (en especial, las de países extranjeros).

El post-cyberpunk tiene la ventaja (como también la tenía Ian McDonald en El río de los dioses) de ver el “futuro” un poco más de cerca. A su vez, produce resultados que son más satisfactorios para mucha gente, porque no pone en duda el statu quo de nuestra sociedad ni presente, ni futura. El post-cyberpunk niega de plano al punk, es un producto más para los yuppies. Es por eso que como “movimiento” carece del poder que tenía el cyberpunk, pero sin duda, vende y gusta mucho más.

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