lunes, 30 de junio de 2008

Meteoro (2008) - Dir. Los hermanos Wachowski

Como un contraste a lo que pasó con ciertas películas (la verdad, cierta película) (ahora sí, lo prometo, no jodo más con el tema), no vi Meteoro con mucha expectativa y posiblemente por eso la disfruté. Un poco. Además, nunca fui fan de la serie, entre otras cosas porque nunca la ví (me enteré de que existía hace unos quince años, en una de esas primeras conversaciones que predecían el advenimiento de los otakus y de los hipernostálgicos ochenteros, en las que uno se sienta a comparar recuerdos de los dibujos animados de la infancia; varias veces me preguntaron si yo había visto Meteoro, pero no tenía ninguna imagen en la memoria), así que no podía salir herido o indignado. También por eso mismo en esta reseña no puede haber comparaciones, entonces la voy a escribir desde mi ingenuidad. Perdonarán los que sí.

Estaba preparado para ver una de esas historias monomaníacas tan japonesas, tan anime, por el estilo de Supercampeones, Caballeros del zodiaco o Pokemon, donde el protagonista no puede imaginar nada más allá del tema que lo obsesiona y el resto del mundo existe sólo en función de satisfacer sus ambiciones. Imagino que es un tema que resulta enfatizado por la estructura de serie, en la que se repiten discursos y detalles menores en cada capítulo. Afortunadamente en dos horas y algo la cosa resulta más convincente, y no es tan difícil creer que más que monomanía se trata de una tradición familiar, algo que incluso les sirve a los personajes para reforzar sus lazos. El inconveniente es que eso mismo les sirve a los directores, los hermanos Wachowski, para insistir en el formato inventado para Matrix Reloaded: una alternancia de escenas de acción con discursos pseudofilosóficos e iluminadores, que sólo logra que el efecto de unos y otras se entorpezca. Sin embargo en esta ocasión la cosa funciona mejor (no es muy difícil que algo funcione mejor que en Reloaded), lo que puede sembrar esperanzas para el futuro distante.

La historia es sencillísima, al punto de que podría prescindir de resumen. Suponerla con un mínimo de paranoia y aburrimiento es suficiente. En un mundo dominado desde las sombras por oftalmólogos increíblemente ricos y corruptos, quienes lo han diseñado todo (en particular las carreras de carros (y sus cochinas pistas)) para asegurarse de que las operaciones de retina, la verdadera fuente de su fortuna, sigan siendo necesarias, y quienes son lo suficientemente poderosos como para lograr que los guionistas no los mencionen, un niño/muchacho más bien humilde, Meteoro, tiene un sueño de triunfar en las carreras. Y lo logra. Etc. Aunque en este caso el etc es lo que va entre el sueño y el triunfo.

Hay una historia suficiente, exceso de colores, exceso de personajes (por mí que me quiten al hermanito-personaje-chistorete, Chispita, Chupelupe, no me acuerdo), algunos momentos emocionantes y otros sencillamente inverosímiles sin un joystick en las manos. Entre otras cosas vemos por fin las persecusiones y los carros que hacen artes marciales que esperábamos, aunque no prometieron, en Reloaded. La película es una mezcla de un pin-ball y 300: tiene la complejidad narrativa del primero y la profundidad de la segunda (dan ganas de ver a los personajes estrellarse contra el paisaje del fondo). Pero lo que puede ser su mayor virtud es también uno de sus mayores defectos: si quitáramos todo ese exceso de brillo no quedaría absolutamente nada. Es decir, los Wachowski abusan tanto de sus propias ideas, están tan cegados por ellas (desprendimiento de retina, seguramente), que ellos mismos se encargan de gastarlas, sin esperar a que algún otro director, tal vez más hábil, las recicle y les de un nuevo sentido. Su envidia los fuerza a descartar a lo largo de la película todo lo que han propuesto al principio, visualmente hablando: para el momento de los créditos, apenas un par de horas más tarde, lo que hemos visto ya es obsoleto.

Tal vez, después de ver algunas alusiones repetidas en esta reseña, se puede pensar que, en el fondo, Meteoro es un remake de la segunda película de la trilogía de Matrix. Después de todo, Meteoro también es el elegido. Y ya que estamos en esas, pensemos que, visto que les quedó mejor, es la verdadera segunda parte de la trilogía y todavía hay que esperar unos cinco años para ver la última. Eso le añadiría algo de interés y de variedad a la serie.

Calificación: Dos timones y medio

miércoles, 25 de junio de 2008

In Memoriam Matilde Horne

Apenas hoy me enteré de que el pasado 10 de junio murió la señora Matilde Horne, a los 94 años.

Matilde Horne era argentina de nacimiento y traductora de profesión. Trabajó para la ahora legendaria editorial Minotauro, que introdujo muy buena parte de los grandes clásicos de fantasía y CF en la lengua española. (Y como era lengua española argentina era mucho mejor y más agradable que la española de España.) A principios del año pasado fue noticia cuando los medios se enteraron de que vivía con una pensión de nada en un hogar de Ibiza, porque la editorial Planeta, que había comprado a Minotauro, no le había reconocido los derechos sobre sus traducciones. Más tarde, gracias a la intervención de la Asociación de Traductores ACETT, la cosa se "regularizó" y Planeta estuvo dispuesta a negociar.

El trabajo de la señora Horne con Minotauro puede considerarse una antología de los géneros fantástico y de CF, casi como lo fue todo el material editado por ellos hasta antes de su adquisición por Planeta. Ella fue la responsable de traducir a Tolkien (los dos últimos volúmenes de El Señor de los Anillos), Ursula Le Guin (la primera trilogía de Terramar, Los desposeídos, El nombre del mundo es bosque), John Crowley (Pequeño, grande, El verano del pequeño San John, Antigüedades, Magna obra de tiempo, Aegypto, Amor y sueño), Samuel Delany (Nova), Stanislaw Lem (Solaris) y algunos títulos de Angela Carter y Christopher Priest. Son la clase de libros que da tanto gusto leerlos en el original como en su versión al español.

Aquí pueden leer una entrevista que le hicieron el año pasado con motivo de su situación.

[Vía BEM Online]

Margaret Atwood gana el Principe de Asturias

La escritora canadiense Margaret Atwood recibió el premio príncipe de Asturias de literatura. Atwood es recordada por los lectores de CF por su novela Cuento de una criada, que gano el Arthur Clarke, y fue nominada al Nebula. Es una de esas novelas que no he leído, pero que esta en mi cada día más larga lista de espera xP.

Eso si, no esta de más recordar que, en concordancia con su hoja de vida académica y su aprecio de la critica, ella insiste una y otra vez que el cuento de una criada no es CF :P.

Aquí esta el reporte de prensa.


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martes, 24 de junio de 2008

Premios Locus

Se entregaron los premios Locus, que tienen la más alta votación de cualquier premio del genero (cualquiera puede votar, más ahora que se puede hacer en linea).

En novela CF gano "El sindicato de policías Yiddish" de Michael Chabon, el segundo de los grandes premios que se lleva este año (ya había ganado al Nebula). Chabon y sus policias están nominados también al Hugo y al Campbell memorial, si los consigue haría la versión positiva del "golden sombrero" de la CF, cosa que hasta ahora solo han conseguido Arthur C. Clarke con "Cita con Rama", y Frederik Pohl con "Pórtico".

En Fantasía el premio fue para "Making money", la más reciente novela de Terry Pratchett y su mundo disco. China Miéville se fue con el de novela para “adultos jovenes”.

En las categorías cortas, los premios fueron para Cory Doctorow por su novela corta "After the siege", este es el único premio grande al que clasifico Doctorow este año. El cuento corto fue para "A small room in Koboldtown" de Mike Swanwick, también nominado al Hugo. En novelita, gano "The Witch's Headstone" de Neil Gaiman (no pude encontrarla en linea, aunque tampoco la busque mucho :P).

Aquí esta la lista completa de los ganadores!



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En palabras de otros - William Gibson

El futuro ya está aquí... sólo que no está uniformemente distribuido.
William Gibson, citado en The Economist, 4 de diciembre de 2003 [según Wikipedia, pero se me hace que la cita es más vieja.]

viernes, 20 de junio de 2008

Para perezosos

Con la esperanza de cerrar de una vez por todas el tema de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal que atrae cosas y alarga títulos (bueno, la esperanza es honesta, pero no creo que el tema se cierre), vale la pena pegarle una leída a este guión resumido de la película [vía SF Signal].

Mirando algunos links de la misma página veo que también están los guiones de Transformers, Soy leyenda, Iron Man y otras. Me hicieron acordar de esta otra página, donde se pueden leer algunos clásicos de CF y fantasía resumidos (en el mismo sentido en que están "resumidas" las películas).

lunes, 16 de junio de 2008

En palabras de otros - Algis Budrys

[El pasado 9 de junio murió Algis Budrys, a los 77 años. Budrys es uno de esos escritores de CF que uno oye nombrar pero no conoce, ya sea porque, siendo algo así como un autor de segunda línea y no una gigantesca vaca sagrada, no le pone la misma atención que le pondría a otro cuyo nombre y títulos se repiten más y con más insistencia, o porque sus libros no son tan fáciles de conseguir. Entre sus novelas se cuentan tres clásicos: Quién (1958, editada por Edhasa), Rogue Moon (1960) y Michaelmas (1977), las dos últimas editadas en español por Ultramar (Rogue Moon con el título El laberinto de la luna) e incluídas en la selección de las 100 mejores novelas de ciencia ficción hecha por David Pringle. Confieso que de él sólo he leído una noveleta (me acabo de enterar que es de 1954) titulada "The End of Summer". Como cosa rara no la recuerdo bien pero recuerdo que me gustó el estilo calmado y el desarrollo de los eventos. Era algo así como un futuro en el que se ha alcanzado la inmortalidad o algo parecido, pero el precio que hay que pagar por ella es no tener memoria (mucho antes de Marte verde) así que los inmortales llevan sus recuerdos en un maletín, que es en realidad un hardware de memoria, y cada tanto los repasan y se los reimplantan. La historia comenzaba cuando el protagonista, por alguna razón, perdía su maletín. Pero a lo mejor estoy inventando otra vez. De modo que, a manera de homenaje, aquí está Algis Budrys.]

La ciencia ficción y la fantasía son las dos caras de una moneda. En la ciencia ficción las personas suponen que todas son susceptibles de lograr la perfección. Un tipo sigue el entrenamiento o se somete a una disciplina y se convierte en el gobernante de la galaxia. Por otra parte, en la fantasía la idea es que hay que propiciar a algún demonio o hay que someter de alguna manera a los poderes superiores para que ayuden de vez en cuando. En efecto, la ciencia ficción es demócrata y la fantasía republicana.
—En entrevista para Locus Magazine, noviembre de 1997

Creo que, en realidad, todas las formas de la ficción y del arte son mecanismos de supervivencia. Lejos de ser chorreras y decorados en el frontón de alguna especie de mundo práctico, se podría decir que son lo más práctico que existe. Consisten en una serie de afirmaciones o negaciones de la realidad convencional, y en pruebas de los distintos rostros de la realidad. En ese sentido, la ciencia ficción tiene capacidades únicas. En ciencia ficción puedo hablar con seriedad de ciertos aspectos de las situaciones relevantes que de otra manera no se podrían lograr.
—Entrevistado por Charles Platt, en Dream Makers: The Uncommon People Who Write Science Fiction (1980)

...La ciencia ficción no es en realidad ciencia ficción, es tecnología ficción. No tiene mucho que ver con ciencia.
[...]
Ciencia es un tipo frente a un tablero u observando una cámara de niebla. Tecnología es lo que mueve a un carro nuevo o un avión nuevo... y de eso es que trata el noventa por ciento de la ciencia ficción.
[...]
Lo que la ciencia ficción hace —y la fantasía también— es especular sobre la naturaleza de las cosas. Con frecuencia la CF mira hacia el pasado. Hay muchas clases de CF y de fantasía que se desarrollan hace siglos. A la gente se le olvida eso cuando habla de la CF como un medio para predecir el futuro. Uno puede acertar a predecir algunas cosas, pero eso es sólo cincidencia. Para eso no es la CF. La CF es para especular, no para predecir.
A Conversation With Algis Budrys, entrevista con A. John O'Neill, 18 de julio, 1997

*

Una postdata: Locus Online acaba de postear una muy buena reseña de las tres novelas clásicas de Budrys, escrita por Graham Sleight (un tipo al que hay que leer).

sábado, 14 de junio de 2008

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008) - Dir. Steven Spielberg

a.k.a. Indiana Jones y la caja de tomates podridos, ó Alien Vs. Indiana Jones.

No había escrito una reseña antes porque, la verdad, estaba tan indignado que no sabía cómo escribirla sin dañarle el entusiasmo a los demás. Ahora que ya ha pasado un tiempo y se han tenido oportunidades para verla, y Salvador escribió su reseña, se pueden decir un par de cosas.

De las tres series de películas que Salvador nombra, que nos hemos visto hasta el cansancio o hasta la sorpresa de no cansarnos, las de Indiana Jones son especialmente importantes para mí. Por eso hacía mi comentario de que alguna vez soñé con dirigir la cuarta. Quisiera no haber dicho que íbamos a ver cómo me había quedado, porque es como si de alguna manera tuviera responsabilidad por el resultado. Y, sabiendo que iban a estrenar la última, evité con toda intención repetirme las otras, como parte de mi ejercicio de descriterización, sospechando que si las veía a estas alturas me iban a parecer terribles, me iba a predisponer para ver la cuarta y me iba a avergonzar de mi adolescencia afanada.

Pues bien, 18 años después de la última cruzada nos encontramos con que Indiana Jones ha estado tan ocupado durante la guerra fría que no ha perdido su forma, aunque el actor que lo interpreta parezca que sí. Los saltos, las huidas, la forma de deshacerse de un batallón entero de enemigos, que cambiaron la esvástica por la hoz y el martillo pero aparte de eso no se han enterado de mucho más (bueno, también bailan polka alrededor de las fogatas, cómo no), son prácticamente los mismos de siempre. Pero Harrison Ford se ve aburrido, sin convicción (no sé si alguna vez la haya tenido: es el Keanu Reeves de su generación), agitando el látigo sin ganas y mirando al vacío como deseando estar en cualquier otra parte. O de pronto me equivoco y es justamente esa la impresión que se quería dar con el personaje. De pronto Indiana está aburrido de sus correrías anticomunistas y sólo añora volver a toparse con el mundo mágico, para decepcionarse una vez más al descubrir que no es tan interesante, que es elemental e insulso.

En aspectos como ese la película se soporta sobre el sentimiento de nostalgia del público. Resucita a una antigua heroína (la primera, de hecho), sólo para justificar la presencia de un hijo detestable. Presenta de carrera (un cameo, como dicen los gringos) al Arca de la Alianza, revelándonos de paso el misterio final de Cazadores. Alude de refilón un par de veces a la serie de televisión, aunque no precisamente con mucho fundamento. Era inevitable que, siendo la clase de hito que fueron, teniendo la influencia que tuvieron, las películas se mordieran el rabo y terminaran volviéndose una caricatura de sí mismas. Hay un par de escenas (las hormigas y el justo castigo del ambicioso) que me recordaron a La momia, la de ese genio actoral que es Brendan Fraser, una película que quiso ser Indiana Jones en todo momento. Que algo así pase es un síntoma de una enfermedad como la sufrida por los tres primeros episodios de la Guerra de las galaxias: los creadores están tan deslumbrados por su éxito original, todavía veinte o treinta años después, que no se dan cuenta de lo que echaron a correr por el mundo, y a la hora de volver a sus creaciones (los gringos también usan una palabra en este caso más honesta: franquicias) lo hacen queriendo ignorar todo lo que pasó entretanto, queriendo volver al punto de partida como si el resto del mundo no tuviera que ver con ellos y su idea se sostuviera sola por algún mérito misterioso, descubierto por casualidad en el pasado y que todavía tiene que estar ahí, porque sí, porque de qué otra manera podría ser si soy un genio, para terminar repitiendo lo que otros, que fueron pioneros en demostrar que no tenían imaginación, ya habían hecho.

Muchas cosas ocurren de forma gratuita, otras exigen más credulidad de la que se puede reunir en un teatro lleno, otras se queda uno esperando que pasen. Dentro de las primeras está la aparición del personaje de Shia LaBeouf (sí, Salva, es el mismo de Transformers) para dar comienzo a la búsqueda. Indiana Jones se acaba de quedar sin trabajo y no tiene ni diez minutos de despecho cuando aparece de la nada su futuro hijo (qué pena con los que no la hayan visto) con todo un misterio en las manos para resolver. Misterio que, de paso, ya está resuelto, esperando a quien se ponga en el lugar de un arqueólogo loco y paranoico de esos a los que les gusta disfrazar sus conclusiones de acertijos: "Sigue por el camino sin suelo hasta donde las estrellas brillan de para adentro y espera la llamada de la luna bajo la mirada del bosque", o algo por el estilo, para decir que hay que dar dos pasos adelante hasta llegar al lugar con cara de templo perdido, para deshacerse de los nativos y cruzar el umbral que lleva al mismísimo secreto. Muy científico todo.

Dentro de las segundas están como dos horas de la película. Cómo sobrevivir a una explosión atómica metiéndose dentro de una nevera. Cómo encontrar el único cementerio no explorado que queda justo al lado de las líneas de Nazca, por donde muy seguramente nadie ha pasado (o por lo menos ese podía haber sido el caso en 1957). Qué hacer con un misterioso material que sufre de magnetismo fotogénico y de amnesia, los cuales se activan y desactivan por turnos cada vez que se acerca la cámara. Cómo escapar con confesiones arcanas de las arenas movedizas, habiendo olvidado que siempre se lleva un látigo en la cintura. Cómo continuar una persecución en carros en medio de la selva amazónica después de que un cohete ha hecho volar a la máquina que abre camino talando los árboles. Cómo sobrevivir a tres cataratas seguidas y convencer al carro anfibio de que se tiene que dañar justo después de la tercera, no antes. Y una de las mejores: cómo toparse con ruinas mayas en medio del Amazonas peruano. Se me hace que todo el asunto no era más que una historia alterna, un mundo paralelo donde el 9/11 no va a ocurrir en el futuro, pero no lo ví. Los detalles son muy sutiles.

Y dentro de las cosas que me quedé esperando que pasaran están también como dos horas de la película. Ya se sospechaba y se veía venir que la cosa iba a concluir con extraterrestres (no, son seres interdimensionales) y con el Fumador moviendo los hilos detrás de todo (pero extrañé a Krycek). Pero me quedé esperando (ingenuote) que las cosas dieran un giro inesperado y no pasara justo lo que seguía pasando, o sea, justo lo que estaba predestinado desde el principio del universo (creado o no) a pasar (pero bueno, eran seres interdimensionales, no extraterrestres). Terminada la primera parte, la persecución en la bodega del Área 51, pensé que sólo se trataba de un preámbulo y la historia iba a seguir por cualquier otro lado. Pero el magnetismo de la calavera nos dominó a todos. Volví a tener esperanzas cuando, al llegar a Perú, a sólo unos kilómetros del río Grande, Indiana y su hijo (perdón, todavía no se sabía en ese momento) entran a la celda del manicomio donde estuvo internado su compañero de investigaciones y encuentran las paredes llenas de dibujos y mensajes. Qué lovecraftiano, pensé. Y me emocioné creyendo que le habían ganado la carrera a Guillermo del Toro y que el mismísmo Gran Cthulhu iba a aparecer, poniendo de cabeza toda la historia: El extraño caso de Henry Jones Jr. Tampoco fue así, lástima.

Pero me sorprende mucho encontrame con muchas reseñas positivas. Después de verla me sumergí un tiempo en internet esperando un poco de simpatía y me topé con que no solo era aceptable, sino buena e, incluso, para algunos la segunda mejor de las cuatro (después de la primera, antes de que nos asustemos más). Es increíble lo que se puede hacer por pura nostalgia. Hollywood es una especie de iglesia que nos arrastra a un nuevo medioevo en nombre de la nostalgia, por eso su obsesión con los remakes y las secuelas.

Calificación: Dos látigos o dos sombreritos

viernes, 13 de junio de 2008

ARTHUR C. CLARKE – Dos y media novelas de los 50s

En Noviembre me puse a leer unas novelas de Arhur C. Clarke con motivo de su cumpleaños. En una triste coincidencia, Arthur murió y pues que mejor homenaje para uno de mis héroes de la ciencia ficción que escribir mi impresión de algunas de sus novelas tempranas.

El fin de la infancia (1953) fue nominada al retro-Hugo del 2004. Un buen día los 'superseñores' invaden los cielos de la tierra, y la ponen bajo control, en realidad, forman como una especie de protectorado, donde los humanos controlan su propio destino, siguiendo unos lineamientos de los misteriosos alienígenas que no se dejan ver. Gracias a su intervención, la tierra llega a un momento de máximo esplendor, sin guerras ni crímenes, aún así los terrestres no solo no saben cual es la identidad, sino el verdadero propósito de los superseñores.

Debo decir que cuando comencé a leerla, el dominio benévolo de los superseñores me molestaba mucho, y siempre me alinee con los que deseaban liberarse de ese gobierno bueno, pero vigilante y limitante, sin embargo hay un buen desarrollo, y cuando se descubre la identidad de los superseñores es sorprendente, de ahí en adelante la novela gana un matiz diferente y el misterio va creciendo a medida que transcurre la novela, pero al mismo tiempo logro hacerme sentir que el escrito se dirigía hacía un objetivo especifico, por lo que cuando todo se resuelve, no hay sorpresa y todo es muy natural. El final de la novela, parece una especie de apéndice, unas hojas adicionales, que aunque no le quitan nada a la historia, tampoco agregan mucho, quizá dan más espectacularidad, color y esperanza a una novela que termina siendo triste y melancólica.

A la caída de la noche, de 1953, es una novela que ya había leído hacía unos 8 años más o menos, y fue agradable leerla de nuevo. Clarke reconstruyo la novela y la publico con el nombre de La ciudad y las estrellas en 1956. Ambas novelas cuentan la misma historia y los personajes son más o menos los mismos. Alvin vive en Diaspar, una ciudad en medio del desierto, en que sus habitantes son casi inmortales, y que además es lo último que queda de la humanidad, casi exterminada por los invasores. Pero Alvin quiere conocer el mundo, lo que lo lleva a investigar y explorar Diaspar y, en a la caída con ayuda de Rorden el bibliotecario de Diaspar, y en la ciudad con ayuda de Khedrom el bufón, conocer una forma de salir de allí, encontrar el misterioso pueblo de Lis, donde se hará amigo de Theon (en a la caída) o Hilvar (en la ciudad)e intentar solucionar la respuesta sobre la verdadera historia de la tierra.

En esta novela, Clarke se preocupa más por un personaje, en vez de las generaciones que vieron a los superseñores de El fin de la infancia. Pero no por ello, es menos ambiciosa. Aunque por muchos momentos la historia es poco plausible y muy fantástica, es una novela muy bonita, muy enfocada a el crecimiento de Alvin que va madurando y haciéndose más adulto, y al mismo tiempo desentraña los misterios de una tierra desolada, con un enorme contraste ultra-urbano y rural, y rodeada de superstición y de apegada al recuerdo de la vieja gloría.

La historia es bien positiva, con una gran esperanza, y así parezca contradictorio es muy similar a El fin de la infancia. A mi las dos versiones me gustaron mucho, si bien la primera es más una novela del tipo Young Adult, puede ser más ingenua que las que salen hoy en día, pero a la vez, es mucho más inteligente. En cambio la ciudad es mucho más compleja, sin perder en ningún momento la belleza (de hecho creo que esta incrementada aquí), con un poder reflexivo es mucho mayor. ¿Cual me gusto más? Yo me inclino por la ciudad, pero creo que vale la pena leer las dos versiones, eso si el titulo A la caída de la noche, es sublime!

Pd. 1: creo que de algo sirvió haber visto Día de la independencia, cuyo inicio es una transcripción directa de El fin de la infancia.
Pd. 2: ahora se de donde salen esas escenas psicodelicas de 2001: Odisea espacial--justo después de la eliminación de Hal--;).




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lunes, 2 de junio de 2008

Vuelve el héroe?

Creo que las pelís que más he visto en mi vida, como casi todos los de mi generación, son las originales de la Guerra de las galaxias, las de volver al futuro, y las de Indiana Jones, creo que no pasa un festivo, un viaje de bus, donde no las pasen, y pues que se le hace, son tan divertidas que uno las vuelve y las ve.

Así que el regreso de Indiana Jones me llevo a conocer los cines tucumanos. Felipe escribió una "preseña", que creo reflejaba muy bien como la ansiedad que había en el ambiente, he imaginado varios motivos por los cuales no ha escrito la post-reseña, así que entre tanto aquí coloco la impresión que me dejo.

La película entretiene, y tiene sus momentos de acción típicos de la saga, con los continuos cambios de suerte, y los errores de calculo de Indi, aunque le falta el feeling que hacen que uno vibre con solo recordar, por ejemplo la pelea de los tanques en la III. Los acertijos esta vez fueron frustrantes, no porque los de las otras fueran buenos, sino porque eran creativos y diversos, aquí uno sentía que estaba viendo los mismos en un contexto más simple (hombre repetir la escena de mirar desde arriba, que mal...). Se extraño la falta de trampas-trampas en las cuevas, y de momentos graciosos (del tipo de la escena de la chimenea de la III). El inicio es bien lento (nada que ver con los inicios de “acción inmediata” de las otras partes).

Y la historia, bueno, nunca ha habido historia en Indiana Jones, todo es una excusa para la acción! Pero al menos, la excusa de las tres primeras generaba una especie de movidas que tenían una especie de secuencia lógica, aquí la acción parece movida más porque “así lo dice el guión”, y el final carece por completo de todo sentido.

Y de donde salio ese hijo? No se si sea el mismo actor, se parece mucho, pero me recordó tanto en el físico, como en su aureola de “sobrante”, al chavoncete de Transformers. No se si a las chamas les parezca atractivo, pero ni por esas, el tipo es un completo pelmazo.

En resumen, si, si me divertí, no me arrepiento de haber ido al cine, y le preguntare a mis amigos su ya la vieron--y si me dicen que no, les diré que la vean ;)--quizá cuando la den por TV la vea otra vez, pero es de lejos la menos entretenida de las 4.

Pd. Por cierto, le quita encanto a Indi el que haya participado en misiones de espionaje de la post-guerra :-/


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