domingo, 14 de marzo de 2010

Alicia en el País de las Maravillas (2010) - Dir. Tim Burton

Howard Waldrop dice, en su reseña, que la Alicia de Burton "no es el libro: es la hermanita menor del libro". Como el comentario me parece demasiado benévolo, lo acoto: la nueva Alicia no es el libro, es la hermanita menor del vecino del tío del libro. Lo que Tim Burton nos da, con un exceso de confianza (y toda la razón al respecto) en que su público está dispuesto a asistir a sus películas salgan como salgan, es la historia de Alicia en el País de las Maravillas convertida en El león, la bruja y el armario, pero con La historia sin fin II y Hook como referentes.

Alicia tiene algo así como 20 años cuando "regresa" al País de las Maravillas. Para ella la primera visita no es más que un sueño y, mientras tanto, en Infratierra, como se llama en realidad (bueno, en el doblaje), la Reina Roja, que es también la Reina de Corazones, ha derrocado a la Reina Blanca usando al Jabberwocky como arma y ha iniciado un reino del terror. En ese escenario, Alicia pasa de visitante casual (algo que para el lector del libro es crucial, pues deja abierta la posibilidad de que cualquiera visite el País de las Maravillas) a salvadora predestinada. Debe pasar las pruebas, debe encontrar el arma mágica, debe vencer al mal.

De forma innecesaria se cuenta entonces una historia de cierta clase a partir de otra, con un resultado tan distinto que no es posible entender por qué en lugar de narrar la trillada gesta iniciática desde cero, creando un mundo propio para el caso, se considera necesario utilizar una novela clásica como punto de partida, sobre todo cuando es una novela tan distante en forma y estilo a lo que se pretende. Se trata de una Alicia en el País de las Maravillas contada por (con el pretexto de que es para) alguien de unos trece años, aficionado a la fantasía post-Tolkien y post-Lewis y que ha oído hablar de un clásico con ese título, del que sólo conoce los nombres de ciertos personajes (de pronto porque más pequeño tuvo un juego de bingo de Disney), pero como nunca lo ha leído, y no le interesa, decide inventárselo.

Hay algo en ese aspecto que hace que la película resulte fiel a los libros: así como en las historias del País de las Maravillas y del País del Espejo parte de la gracia está en admitir que las cosas pueden funcionar por su propia lógica, o tal vez por falta de una, en este caso hay que admitir también que no existe una explicación coherente para las decisiones tomadas en la transformación de la historia. Pero es una fidelidad accidental que contrasta con todo aquello que adolece de explicación. Los personajes de los libros no tenían nombres porque no los necesitaban, así como el poema del Jabberwocky (el "Galimatazo", en la traducción clásica de Jaime de Ojeda) no tenía interpretación (si no contamos la de Humpty Dumpty); básicamente porque de eso se trataba o, mejor quizá, porque esa era su gracia. En la película no sólo todo tiene nombre, cada personaje, cada lugar, sino que se intenta dar coherencia al espacio (algo parecido habían intentado Alberto Manguel y Gianni Guadalupi en su Guía de lugares imaginarios) y a otros aspectos: a quién le interesa saber cómo se llaman el pastel que hace crecer o la bebida que encoge (que en esta versión no se llaman CÓMEME y BÉBEME, como uno creería), o cómo se preparan.

Como salí del teatro con un poco de afán (diría incluso que miedo), no esperé hasta que acabaran de pasar los títulos finales, así que tal vez me perdí el último gesto que le habría dado un nuevo sentido a lo que acababa de ver, cuando apareciera un letrero sencillo que dijera OLVÍDAME.

Calificación: Un sombrero y medio.

lunes, 8 de marzo de 2010

JOANNA RUSS (1975) - El hombre hembra

Cuando se menciona la CF “feminista”, hay dos títulos que siempre aparecen en primer lugar, La mano izquierda de la oscuridad de Ursula K. Le Guin, y El hombre hembra de Joanna Russ (bio/biblio). Yo hace ya un rato había leído la primera, y pues finalmente pude leer la novela de Joanna.

Tres mujeres, que bien podrían ser la misma mujer, viven de distintos universos paralelos. Janet, de un mundo llamado Whileaway donde solo hay mujeres y practica un tipo de socialismo, Jeannine de una tierra como la nuestra, pero donde el único objetivo de las mujeres es ser esposas (algo así como un mundo sin “liberación femenina”), y Joanna (la protagonista) de nuestra tierra. Por algún motivo, son puestas a viajar entre dimensiones y reunidas.

Es uno de los libros más extraños que he leído. Pasa de sátira social, a historia de amor, y luego a “sociología extraterrestre” (i.e. CF), después es proselitismo político... en cada momento el libro cambia de rumbo. Pero esos cambios son muy inteligentes, con cada movimientos Joanna (la autora) nos muestra alguna particularidad de nuestra sociedad occidental de clase media (y en su mayor parte “caucásicos”). Su critica es directa y demoledora.

Para mantener su constante cambio de enfoques, Joanna (la autora) usa en su mayor parte un tono muy coloquial, y se sale del marco, así que uno se siente casi que conversando con ella. Que el enfoque político del libro sea explicito (feminismo y socialismo), no hace que sea propaganda con maquillaje CF. Su sociología es excelente, la estructura de Whileaway, así como la de otros mundos es muy bien elaborada.

Por cierto, en su sección "En palabras de otros" Felipe una vez publicó una a reflexión de Joanna a un cuento, que parece una visita a Whileaway. Dada la época del cuento, pues parece que Joanna estaba (literariamente) inmersa en esos mundos por esos días. Es interesante que Joanna hace una sutil, pero poderosa critica a Ursula y La mano izquierda... La verdad, después de leer El hombre hembra, es difícil imaginarse otro libro feminista que sea tan directo, punzante y a la vez una novela de ficción.

Tristemente, la novela aún hoy, sigue siendo muy actual, prácticamente toda su visión critica de la social de los años 70, es idéntica a la de nuestra sociedad, 30 años después. Los remito de nuevo a la cita que público Felipe.

Una excelente novela, de esas que provocan hondas reflexiones, y que muestran que existen muchas formas de hacer CF.


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