sábado, 28 de mayo de 2011

DAREDEVIL: VOLVER A NACER (1986) - Frank Miller (guión) y David Mazzucchelli (arte)

MATT MURDOCK/DAREDEVIL: Sufro mucho, sufro mucho.

KINGPIN: Soy malo y calculador. Muy malo y muy calculador.

LOS PERSONAJES FEMENINOS: Ayúdame Obi Wan Kenobi… perdón, ayúdame Matt Murdock/Daredevil o el hombre que esté más cerca. No tengo carácter. No me preguntes, sólo soy una víctima.

FRANK MILLER: (voz en off) La realidad es maldad y sufrimiento. Yo he visto su verdadero rostro, conozco su voz, conozco el sonido de sus pasos y el olor de su aliento cuando viene por mí. El realismo es un arma con la que golpear al lector. Al lector le gusta. Yo sé qué es lo que el lector quiere. Yo sé que la mejor manera de convencer es repetir. La narración sabe mi nombre y yo he visto su verdadero rostro, conozco su voz, conozco el sonido de sus pasos y el olor de su aliento cuando viene por mí y me dice, me ruega, que incluya monólogos internos. ¿Ahora cómo resuelvo el lío que armé? Ah, verdad que es una historia de superhéroes: hay que meter explosiones.

KINGPIN: Soy malo y calculador. Muy malo y muy calculador. También soy chambón, pero básicamente malo y calculador.

DAREDEVIL/MATT MURDOCK: Sufro mucho, sufro mucho… Oh, huelo una epifanía.

YO: Un par de ideas que podrían ser interesantes (no quiero decir “buenas” ni “novedosas”: un villano que conoce la identidad secreta del héroe y se decide a destruirlo poco a poco y un héroe que se ve lanzado hasta el fondo y debe recuperarse) resultan saboteadas por un guión terrible. ¿Realismo? Los personajes son insoportables, tan convincentes como los de cualquier culebrón. Si tomaran media decisión inteligente (y el guionista la presentara de una manera menos tediosa) podría haber algo para rescatar. ¿Clásico? ¿Así de mal estaban los cómics de superhéroes en los ochenta?

viernes, 29 de abril de 2011

Joanna Russ (1937-2011)

Me acabo de enterar de la muerte de Joanna Russ (biblio/bio), una de las escritoras clave de la ciencia ficción feminista.

He leí muy poco de Joanna, solo su singular y espectacular novela “El hombre hembra” y algunos cuentos aquí y allá. Sus escritos reflejan muchas de las mejores criticas a la discriminación sexual, y aunque uno no necesariamente tiene que estar de acuerdo con muchas de ellas (yo estoy de acuerdo con la gran mayoría!), estas tienen un enorme poder de reflexión y siempre apuntan al lugar correcto.

Si bien hacía mucho tiempo que había abandonado su actividad como escritora de CF (creo que se dedicaba más a la política y crítica desde los 80s), su influencia en el género, en particular en las personas como yo, con un gran interés en el valor literario de la CF, y que además no se trate a la CF como un género escapista.



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jueves, 10 de marzo de 2011

Y MAÑANA SERÁN CLONES (1977) - John Varley

[Nota: tercera de las cuatro reseñas perdidas.]

Difícil elegir (no más como lector) entre dos títulos horrendos para esta novela. El original, La línea de emergencia [o La línea directa] de Ofiuco (The Ophiuchi Hotline), podría fácilmente ser Las apisonadoras de Arcturus (contra los marcianos tríclopes), y el definitivo en español, con un criterio al traducir que mezcla la titulación del cine (Vengador del futuro, Fugitivo del futuro, etc., haciendo que, dentro de la misma lógica, esta novela parezca Clones del futuro) y una sospechosa alusión a “Todos vosotros zombis” (otro título mal traducido, dígase de una vez), resulta tan impertinente como vago.

Sin embargo, Y mañana serán clones es un buen libro y es fácil entender su inclusión en la selección que hace David Pringle de las cien mejores novelas de ciencia ficción, a pesar de que haya obviado detalles que resultan mucho más interesantes que los que eligió para reseñarla. Aquí volvemos a los Ocho Mundos de los cuentos de La persistencia de la visión, casi doscientos años más tarde (aunque el tiempo, dados los estándares de vida en ese mundo, no se note) y nos enteramos, obviamente, de muchas más cosas que ocurren en el trasfondo de la serie. Cuáles son exactamente los Ocho Mundos sigue siendo un misterio para mí. La humanidad ha sido expulsada de la Tierra por los “Invasores” y, como no ha desarrollado aún la forma de dejar el sistema solar, se ha esparcido por cada uno de los planetas que no le han prohibido (además de la Tierra, no puede acercarse a Júpiter, que es donde ahora viven los Invasores). Los cuentos de la serie en La persistencia se desarrollan en mundos diferentes: “Verano retrógrado” en Mercurio, “En el cuenco” en Venus, “Perdido en el banco de memoria” y “El fantasma de Kansas” en Luna, “Cantad, bailad” en los anillos de Saturno y una de sus lunas y “El paso del agujero negro” en el borde del sistema, más allá de Plutón, aunque hoy seguramente se diría que en el cinturón de Kuiper. (Eso nos resuelve por lo menos cuatro de los mundos.) En la novela, en cambio, se recorre gran parte del sistema solar en busca de respuestas. Y mañana serán clones es una ópera espacial mientras que los cuentos son romances planetarios.

De todos modos la lectura complementaria de cuentos y novela es muy disfrutable y recomendada, a pesar de su diferencia en el tono (podríamos pensar que obligada por la extensión de cada género, pero no necesariamente): la novela es más grandilocuente, en estilo y en historia, y diríamos definitiva dentro de los acontecimientos de los Ocho Mundos. Despista, eso sí, que empieza y rebasa la mitad como una novela de personaje y súbitamente da un giro y se convierte en una carrera por salvar a la especie humana. Queda un saborcito a deus ex máchina que puede ser un poco amargo.

Al principio de la novela vemos una sucesión más bien vertiginosa de clones con sus reflexiones. Esto le permite a Varley narrar la historia desde el punto de vista de un solo personaje que no es siempre el mismo; buena parte de lo interesante está en la conciencia que tiene cada clon de ser igual a la persona clonada pero no totalmente, de ahí que prefieran considerarse parientes antes que iguales. De ese modo, una misma protagonista (pero distinta) siente a la vez amor y antipatía por otro personaje, se enfrenta a distintas circunstancias al tiempo en dos espacios diferentes, o reacciona de forma diferente ante circunstancias más bien parecidas. Incluso siente distintos grados de responsabilidad con los clones que la antecedieron: puede pensar que sus actos deben justificar sus muertes (¿o era al revés?) o puede sentirse totalmente indiferente hacia ellas.

En los Ocho Mundos, la clonación y las otras técnicas de alteración del cuerpo empiezan como ejercicios de pantropía que, a medida que avanzan las historias, cambian el panorama cultural radicalmente. Los cambios que sufre el cuerpo humano son el resultado de la necesidad de adaptarse para sobrevivir al espacio y a las superficies planetarias extrañas. Sin embargo, la manipulación genética está prohibida y es un crimen que se paga con la muerte. Así comienza, justamente, la historia de Lilo, la protagonista de Clones.

Se tiene la sensación de que este es uno de esos libros donde ocurren más cosas que las evidentes y todo es más extraño de lo que se pueda imaginar. De pronto sabemos que en Luna casi todos van desnudos; de pronto, también, que la esterilidad es un atractivo sexual, o que está de moda tener más de dos brazos, o que el personaje de al lado mide menos de un metro. La maleabilidad de los cuerpos (Pringle dixit) ha generado un universo extraño donde el asesinato no es un crimen sino un delito, y uno poco rentable.

Justamente, como decía a propósito de los cuentos, fascinan más los detalles “secundarios” que la misma historia de Lilo y sus seis clones (si no conté mal). Siempre se quisiera saber más de cada uno de los mundos, de los anillanos, de los cazadores de agujeros, de los bebés de azúcar, de trasplantes y operaciones, de cuánto más se puede alterar el cuerpo humano; la complejidad del cuadro es asombrosa e intrincadísima, y Varley domina su información de manera tal que no se resiente ningún discurso como excesivo o innecesario. Es una de las historias del futuro más interesantes con las cuales sea posible toparse, llena de ideas. Sigo sin entender la falta de atención y honor.

martes, 22 de febrero de 2011

En palabras de otros - James Tiptree, Jr. (2)

...Flota, visiblemente saturado, azul y verde en medio de la negrura. Él lo mira con atención: aumenta de tamaño mientras late con un ritmo aterrador y apagado, y expulsa lentamente una masa fantasmal de gran tamaño que se extiende, se solidifica... es un planeta testículo que empuja un pene monstruoso en dirección a las estrellas. El pulso de su sangre resuena a través de las sollozantes inmensidades; frío, frío. El falo tiene parsecs de longitud y vibra, busca a ciegas llevado por una presión intolerable en su interior; su punta es un enorme glande nebuloso iluminado por un destello: la Centauro. Crece, se extiende penosamente, en busca de alivio... las estrellas tañen en un crescendo insoportable...
—James Tiptree, Jr., "A Momentary Taste of Being"

sábado, 19 de febrero de 2011

CATHERINE ASARO (2001) Rosa cuántica

Como mucha gente, confieso que muchas veces el título de alguna novela me impacta mucho y me pone a buscar el libro para leerlo. Eso me paso con Rosa cuántica de Catherine Asaro (bio/biblio), cuyo titulo vi en una lista de los premios Nebula, y de inmediato me llamo la atención (además, si mal no recuerdo, en ese momento, 2001 o 2002 era el último Nebula xD).

Kamoj vive en algún alejado planeta de tradición que parece medieval, aunque por sus nombres y tradiciones, en alguna parte de su historia debieron haber sido ingenieros. Ella es gobernadora de una pequeña provincia y su prometido, Ponteferro, es el gobernador de una poderosa provincia vecina. Pero la relación se distorsiona ante la llegada de un misterioso extranjero, Leostelar, que la toma por esposa, y ello desencadena un alud de acontecimientos que involucra a el viejo imperio galáctico de Eskolia.

La novela no es mala, pero se me hizo un poco vacía, como sin mucho que contar. La situación política que rodea tanto a Kamoj como a Leostelar es bastante retorcida, y a veces, se me hace muy confusa. Así como la unión de la historia del pequeño planeta, el gran imperio, y el problema domestico, es un poco forzada, simplemente, no conectan entre sí. Lo que hace que la historia se como un barco a la deriva que va de aquí para allá y que uno siempre sienta como si estuviera leyendo varios libros distintos.

No se, me imagino esa descripción le gustaría a Asaro, que me sorprendió con un anexo donde explica la novela como un sistema de partículas cuánticas (!!). Para mi, el principal problema de esas novelas “analogía/metáfora” es que la vida real, poco se parece a esas maquinaciones, y el tratar de encasillarla, pues se ve una historia muy deforme, muy antinatural...

Nota lateral: un ejercicio similar, mucho mejor logrado, dado que hay muchas más posibilidades es Las casillas de la ciudad de John Brunner, basada en una partida de ajedrez. Eso si, cuando la métafora sale a la luz, los detalles y circunstancias parecen no cuadrar.

No puedo decir que me desilusione, más bien, que me pareció que es una novela como muy simple y plana como para ganar un Nebula en estos días.


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miércoles, 16 de febrero de 2011

IAIN M. BANKS (1987) Pensad en Flebas

Según algunas personas Pensad en Flebas de Iain M. Banks (bio/biblio) inicio lo que ahora es conocido como “la nueva opera espacial”, que, en palabras de otros (Paul McAuley) el equivalente británico del cyberpunk de US en los 80s. No estoy muy seguro acerca de cualquiera de las dos afirmaciones, pero no importa, porque ciertas o no Pensad en Flebas es una muy buena novela.

Horza un cambiante (un humano que puede cambiar de aspecto físico) es contratado por la raza de los iridianos, unos extraterrestres guerreros y religiosos que se hayan en guerra con la Cultura, una sociedad de humana muy desarrollada, basada en la existencia de poderosas inteligencias artificiales, las mentes. La misión de Horza de hecho es ir por una mente que ha quedado abandonada en un planeta de los muertos. Mientras prepara la misión, la nave de Horza es destruida por la cultura, y Horza debe ingeniárselas para llevar a cabo la misión.

La novela es muy buena, en especial tiene muchas aventuras y detalles técnicos. Ciertamente, Iain exagera un poco con la parte de aventuras, muchas de ellas no le dan ningún aporte a la historia, y su desarrollo es inverosímil, pero en realidad eso no es algo de Iain, y se puede decir, que es parte de lo que constituye, o al menos es aceptable dentro de una opera espacial.

Para ser una novela prácticamente de aventuras, esta muy bien escrita, y el desarrollo de la mayor parte de los personajes es muy bueno, además que Iain logra dar un gran desarrollo a muchos conflictos. Por otro lado, también esta el background del mundo, la guerra es algo más bien lateral a la acción, así como los bandos de la misma, pero se consigue crear ese ambiente y dándonos detalles aquí y allá es posible armar buena parte del universo subyacente.

Es por eso que el apéndice final del libro, con los detalles de la guerra, y lo que le pasa después a los personajes, pues se me hace un agregado completamente inoficioso, y pues totalmente carente de alguna gracia, afortunadamente es tan chimbo que uno rápidamente se olvida de su presencia en la novela, y lo que diga ahí pues ni va, ni viene.

Por cierto! A pesar de que la mayoría de las aventuras, se consiguen salvar de una manera extremadamente poco creíble, y pareciera que los personajes siempre buscaran la solución que generara más problemas, el resultado es muchas veces el esperable si dichas aventuras en realidad resultaran!

Ahora bien, aprovechemos para hablar un poco de la “nueva opera espacial” y las palabras de McAuley, pues digamos estoy de acuerdo en el sentido en que esta “nueva opera espacial” es más post-moderna, ya no son sociedades homogeneas en la galaxia, sino estructuras más anarquicas. Así mismo, hay también pues una ayuda de tener “el futuro” más a la mano. Sin embargo, creo, luego de leer algunos de los autores de esa “nueva” opera espacial, y compararla con la opera espacial de US en esa misma época (Cherryh, Simmons, Sterling, Varley... como me hizo dar cuenta Felipe, en los 80s todos los ganadores de los Hugo en novela, menos uno, son operas espaciales), ambas son muy similares, y además, también muy similares a la “vieja” opera espacial.

Si tengo que decir si hay una diferencia entre la opera espacial británica y la opera espacial estadounidense (sean viejas o nuevas), o quizá más bien, entre la CF británica y la de US, es que una se ancla en los trabajos de tipos como Clarke, Aldiss o Ballard, mientras la otra es descendiente de Asimov y Heinlein.


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