martes, 19 de mayo de 2009

La muralla y la pared

Hay un cuentico de Kafka, de los de la serie de la Muralla China, en que el narrador, un pequeño albañil, se pregunta mientras construye si del otro lado alguien estará construyendo la otra mitad de la muralla o si se trata sólo de media muralla, una muralla de una sola pared que, como tal, cumple su función (¿defender, contener?) sólo para quienes están del lado construido.

Era cuestión de tiempo que, a propósito de la muerte de J.G. Ballard, se reavivara el debate de los límites entre la ciencia ficción y la mainstream. Ellen Datlow posteó en su blog un pequeño ensayo de Ursula Le Guin (aquí hay una versión más agradable a la vista) en el que critica al editor de Ballard en Estados Unidos por decir que ponerle la etiqueta de ciencia ficción a la obra de Ballard "es como decir que Un mundo feliz o 1984 son ciencia ficción". A lo que Le Guin responde:
Es como decir que Don Quijote es una novela.
Es como decir que El Señor de los Anillos es fantasía.
Es como decir que Utopía es una utopía.
Y se deja venir luego con la consabida defensa del género:
Definir la ciencia ficción como una categoría puramente comercial de la ficción e inherentemente mala... supone decir que ninguna obra de ciencia ficción puede llegar a tener mérito literario y sostener que toda obra con mérito literario que recurre a los motivos de la ciencia ficción (sea Un mundo feliz, 1984, El cuento de la criada o la mayor parte de las obras de J.G. Ballard) no es ciencia ficción.
Le faltó la extraña paradoja que supone el que una obra con mérito literario pueda dejar de tenerlo porque se le ponga una etiqueta. Eso sí que es magia. Pero, en fin. Ya al final, Le Guin dice:
Los editores, los críticos y las demás personas que utilizan [el término ciencia ficción] no como una descripción sino como un juicio negativo... están cometiendo una grave injusticia con la ciencia ficción que tiene valor literario y que ellos se niegan a reconocer como literatura, así como con la ciencia ficción que tiene valor literario y que se niegan a reconocer como ciencia ficción.
Como diría Homero Simpson, esto se está poniendo abstracto. Pareciera que la polémica ya está cruzando límites de agotamiento (los mismos argumentos una y otra vez) y empieza a verse como una caricatura de sí misma.

Aunque estoy de acuerdo en términos generales con la discusión y la defensa, me reconozco ya aburrido y empiezo a preguntarme si esta clase de reacciones no son exageradas y no son producidas por un sentimiento que es el equivalente contrario de la mentalidad que en principio se quiere criticar. Tan solo los comentarios que aparecen en el post de Datlow sirven para argumentar que la cosa es puro resentimiento. Y, como dice Nick Mamatas en uno de ellos: "los muros de los ghettos están reforzados por los dos lados". ¿No será que estamos indignados de pensar que se nos contaminen Ballard, Dick, Le Guin, Vonnegut, etc. de esa otra clase de ficción? En el caso más específico del contexto gringo se puede pensar, incluso, que hay algo de molestia en el hecho de que autores que no asisten a las convenciones anuales tengan el descaro de escribir en un género que no les corresponde. Sin dejar de lado que, además de la indignación, hay un tufillo justiciero en estas reacciones ("¡Eso Ursula, duro contra ellos!"). Todo eso nos permite ver que en la etiqueta ciencia ficción hay connotaciones que no se restringen a lo literario. O, por ponerlo de otra manera, la mainstream puede aceptar a los autores y obras de ciencia ficción dentro de su cauce, pero ¿puede aceptar (y qué necesidad u obligación tendría) al fandom?

A propósito de lo cual vale la pena mencionar a John Crowley quien, en una entrevista reciente, llamó la atención sobre el hecho de que la palabra mainstream la usan sólo los escritores que están por fuera de ella: "Los escritores de la mainstream no usan la palabra... no saben que algo así existe".

Es un problema cuya solución no es fácil. Respaldo la crítica, legítima, que hace Le Guin al uso del término ciencia ficción como etiqueta negativa. Si vamos a tener etiquetas, si no podemos evitarlo, entonces que por lo menos nos ayuden a comprender mejor la literatura y su variedad y no a incomprenderla y a incompredernos. Donde creo que falla su argumento es en la utilización de la misma lógica que quiere criticar, sumada a las reacciones de quienes estamos —a la defensiva— de este lado del muro.

Es como decir que porque se le quita a una obra la etiqueta de ciencia ficción va a dejar de serlo o los seguidores del género ya no van a poder leerla.

2 comentarios:

Salva dijo...

Yo creo que el problema va, en que casi siempre buena parte de la critica usa la etiqueta de CF como equivalente a "literatura de tercera", y en eso es que esta mal la cosa :(...

Yo he leído algunos obituarios de Ballard, y reseñas del trabajo de autores como Orwell, o Burgess, en donde nunca se menciona o sugiere la categoría CF (no se si es intencional o no, pero no interesa), el caso es que son buenas reseñas de la obra de esos autores. Lo importante es que no hay un intento de quitarle la (negativa) etiqueta de CF.

Con la fantasía la cosa a salido mejor. Dentro de los sitios del género, uno ve que Cien años de soledad, esta siempre etiquetada como fantasía. Fuera del fandom, es "realismo mágico", pero nunca hay nadie que salga a decir, "eso no es fantasía!"

Salva dijo...

Aunque pues lo que leído de el no me ha gustado :P. creo que este post de Bob Sawyer es bien relevante al tema ;)... Aparte de el montón de autopropaganda xD--es decir solo en los primeros párrafos, y los últimos :P--.

Es Sawyer parte de la literatura canadiense?