sábado, 27 de noviembre de 2010

En palabras de otros - Connie Willis

—"Entre los tesoros de la tumba de Tutankamón se encontraba una barca dorada, para que el alma viajara hacia el mundo de los muertos" —dice Zoe.

Me inclino sobre la baranda y miro el agua. No es turbia, como imaginé que sería, sino de un azul transparente y quieto, y en lo profundo el sol brilla con intensidad.

—"En la barca se habían grabado fragmentos de El libro de los muertos" —lee Zoe—, "para proteger al difunto de los monstruos y los semidioses que intentarían destruirlo antes de que lograra llegar a la Sala de los Juicios".

Hay algo en el agua. No se ha formado ni una onda, no hay el más mínimo movimiento que estremezca la imagen del sol, pero sé que hay algo allí.

—"También se encontraron conjuros escritos en papiros que habían sido sepultados con el cuerpo" —dice Zoe.

Es algo largo y oscuro, como un cocodrilo. Me inclino un poco más, aferrándome a la baranda, para tratar de ver en el agua transparente y alcanzo a percibir un destello de escamas. Viene nadando directamente hacia el barco.

—"Tales conjuros adoptaban la forma de órdenes" —lee Zoe—. "¡Retrocede, maligno! ¡Aléjate! Te lo ordeno en el nombre de Anubis y Osiris".

El agua emite destellos, vacilante.

—"No me ataques" —dice Zoe—. "Mis conjuros me protegen. Conozco el camino".

La cosa en el agua se da la vuelta y se aleja. El barco la sigue, abriéndose camino lentamente en dirección a la orilla.
—Connie Willis, "Death on the Nile"

sábado, 13 de noviembre de 2010

MARION ZIMMER BRADLEY (1983) Las nieblas de Avalón

Después de John Steibeck y T.H. White, pareciera que se cerrara el capitulo de la tradición artúrica de Geoffrey, Chretien, la vulgata, y Malory, alrededor de la caballeria medieval. Ahora, quienes han regresado al mito de Arturo, lo han tratado desde un punto de vista más bien de los brito-romanos, tratando de volver a las raíces celtas del mito, y en mayor o menor medida, hacer del mito una narración más mundana. Así es pues "Las nieblas de Avalón" la versión de Marion Zimmer Bradley (bio/biblio) de la leyenda de Arturo.

Toda la historia es siempre contada en primera persona, desde un personaje femenino, en su mayor parte Morgana. Básicamente la historia esta en el canon tradicional Arturico, con algunos cambios, que pueden considerarse mayores o menores según el gusto, por ejemplo Lancelot es puesto como primo de Morgana y Arturo, un tal Kevin hace el papel del “Merlín” de Bretaña (el jefe de los druidas), y el Merlín tradicional es identificado con Taliesin. Balín y Balán no son gemelos, sino hermanos de leche; Mordred es hijo de Morgana (y no de Morgause) y recibe educación como druida, y hace alianza con los Sajones.

Es una buena e interesante versión. En especial, pues trata las cosas desde el punto de vista de las mujeres, es por eso que Morgana es tan importante, pues como el mismo libro explica, las mujeres no eran más que objetos que se cambian, por lo cual, cada vez que aparecen personajes como Ygraine y Ginebra, es claro el gran componente de la frustración. Creo que para quienes les gusta el mito de Arturo, les va a gustar esta novela, y encontraran sin duda partes bien interesantes.

Pero ese también es el lado malo, también encontraran fuentes de frustración. Bradley agrega algunos personajes que no son capaces de soportar la energía del mito, y que siempre parecen como algo agregado. Son Kevin y Cuervo, personajes que ya desde el nombre desentonan con todo. Y de cierta forma, a mi no me gusta mucho la versión de Mordred como hijo de Morgana (yo siempre preferí como hijo de Morgause).

Pero bueno, eso es solo un problema para los geeks del mito xD. Pero en este punto, quiero llamar la atención sobre otro detalle. Bradley quiere mantener el espíritu caballeresco de Malory, pero a la vez (re)introducir el elemento celta de la historia. A nivel narrativo, es muy bueno, pues consigue una gran tensión, entre el mundo pagano de Avalón, y la Bretaña cristiana. Pero a otro nivel, es un poco frustrarte ver como todos los intentos neo-celtas de Arturo, prácticamente ignoran el Arturo celta (como el de Kulwch y Olwen). No se, me imagino que como el Arturo de Malory esta ya tan arraigado, un Arturo celta sería irreconocible.


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sábado, 6 de noviembre de 2010

Actividad paranormal (2007) - Dir. Oren Peli

Actividad paranormal tiene el mérito, más bien raro, de ser muchas cosas a la vez: una crónica de la desintegración de una pareja, un cuestionamiento sobre los límites entre el observador y el observado (en sentido literal y figurado), un homenaje a “The Women Men Don’t See” de James Tiptree, Jr. y una mala película.

Como sus primas hermanas, El proyecto de la bruja de Blair y Cloverfield, Actividad sufre y hace sufrir terriblemente en el nivel del guión y, sobre todo, en el de la verosimilitud, que resulta aporreada por partida doble. Primero, por lo contradictorio de su naturaleza, tratándose de películas que, justamente, quieren hacerse pasar por documentos más que por ficciones (algo llevado al extremo en el caso de Cloverfield; las otras dos pueden disimularse en el pretexto de que ocurrieron en un lugar del que no tenemos noticia) y, segundo, porque para lograrlo reiteran la necesidad (insostenible) de seguir grabando aun cuando la situación se ha puesto de lo más absurda. En todas ellas podemos ver que la única razón creíble para hacerlo es que la persona a cargo de la cámara sea un imbécil; como si el director quisiera decirnos así algo sobre él y sobre la forma en que espera que veamos su película, aunque, claro y por eso mismo, también sobre lo que llegamos a ser por verla completa.

Hay una contradicción extraña tras la contradicción obvia de una ficción que quiere hacerse pasar por realidad (que es la contradicción menos original de la historia del arte) y es la de una verdad en disfraz de ficción que no sería posible creer por sosa, es decir, por muy real. El director se molesta tanto en hacer que nos interesemos en la triste vida de la pareja que traiciona la expectativa por la que estamos viendo la película. Es decir, parece olvidar que no se trata de una historia de (des)amor con mostro sino de una anécdota de miedo protagonizada por un matrimonio joven. Umberto Eco define una película pornográfica como aquella donde las escenas de sexo se demoran demasiado en empezar, y si algo nos han enseñado YouTube y los programas con videos de accidentes es que la vida de los personajes nos importa un pepino y a lo que queremos llegar es al momento de la explosión, la mordida, el grito. Por supuesto, si la cámara se llenara cada segundo con el acontecimiento extraordinario (por poner un ejemplo: en Cloverfield el bicho no aparece casi nunca tomado directamente, a pesar de ser lo único interesante para filmar) se cruzaría la línea y el temblor se domesticaría, así fuera por agotamiento; pero en estos casos el intermedio ya no es kitsch bien dosificado sino pura irrelevancia.

Con películas como esta y casi todas las de su estirpe (con el casi quiero excluir [REC], que me parece bastante pasable), nos queda la sensación de que estamos ante videos de 10 minutos disfrazados de historias de más de una hora: anécdotas con ínfulas o chistes con prólogo, prefacio, introducción, nota preliminar y contexto cronológico, que dilatan tanto la hora de la punzada que, cuando llega, ya no tienen público.

Actividad paranormal me hace desear que nunca se concrete la adaptación de House of Leaves de Mark Danielewski. Nos da una idea de cómo quedaría, y el resultado no es interesante.

Calificación: dos huellas de talco.